Jueves 24 de marzo de 2016
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No solamente apoyo sino saludo la valentÃa del actor y gestor cultural Luis Bredow por rechazar un premio, que siempre es un reconocimiento oficial, además de su aditamento económico, para defender la urgencia de polÃticas culturales y poner el énfasis de lo colectivo por encima de lo individual.
El Premio (los premios) Eduardo Abaroa, fue seguramente un intento entusiasta, pero desde el principio tuvo muchas grietas, desde el nombre patriotero y la evocación de un Ãcono que no es representativo de la estética sino de la guerra.
Recordemos que para financiar los primeros reconocimientos se utilizaron recursos del Fondo IndÃgena, que asà bautizó el mal uso de aquella iniciativa que se creó para ayudar proyectos productivos de comunidades rurales. El DS 0859 es aberrante porque relaciona la Dirección Estratégica de Reivindicación MarÃtima, la "educación patriótica", el "fervor patrio" con la creación del Premio como "incentivo al desarrollo de actividades destinadas a la reivindicación marÃtima para ser otorgado anualmente el 23 de marzo".
"Art. 7 II. El Ministerio de Culturas, previa coordinación con los Ministerios de Defensa (sic) y de Comunicación aprobará mediante Resolución Ministerial, el Reglamento EspecÃfico del Premio "Eduardo Abaroa". El Art. 9 se señala que el "Fondo de Fomento a la Educación Patriótica" será financiado, entre otros, con recursos provenientes del "Fondo de Desarrollo de Pueblos IndÃgenas Originarios y Comunidades Campesinas". Firman los ministros que aceptaron estos desvÃos, igual que en otros casos que publica Manuel Morales en el libro "Fondo IndÃgena, la Gran Estafa", aspecto todavÃa no investigado.