Pero lo que salta a la vista es la existencia de ciertas irregularidades en la obtención de "algunos contratos", por vÃa directa, sin licitaciones, y obviando algunos prolegómenos propios de las exigencias que existen cuando se trata de alcanzar adjudicaciones, en base a la oferta de mejores precios y tiempos para la ejecución de proyectos.
De todos modos la presencia de empresas asiáticas es un hecho y unas más que otras confrontando problemas que en unos casos han sido solucionados, como los emergentes de reclamos laborales de personal boliviano por incumplimiento a las reglas vigentes en materia social.
Pero en otros casos, las denuncias han alcanzado otros lÃmites, como los que supuestamente habrÃan sido transgredidos y se han tipificado como "tráfico de influencias" y otros parecidos cuando se menciona a la firma Camc, asuntos que están en curso de fiscalización, no la más apropiada, pero de todos modos de fuerte peso en las relaciones legales, Estado y concesionario chino.
En todo caso el paso del dragón asiático, ha dejado secuelas en otros paÃses de nuestra región, coincidentemente algunas de las empresas que están operando en el nuestro, un hecho que deberÃa llamar la atención de nuestras autoridades que si bien han dispuesto auditorÃas y alguna investigación sobre su trabajo en Bolivia, bien vale la pena tomar previsiones para no sufrir frustraciones.
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