Miercoles 23 de marzo de 2016
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Un reportaje de La Nación de Buenos Aires, firmado por Daniel Gallo, dice que los narcotraficantes bolivianos están lavando sus ingresos en la frontera más trajinada por lo ilegal entre los dos países, San José de Pocitos, de un lado, y Salvador Mazza, del otro, dando droga por granos.
El precio es conveniente para ambos lados, porque del lado argentino los traficantes deben llevar la droga hasta Orán, desde donde está al alcance de cualquier destino en Argentina, mientras que los bolivianos llevan los granos por rutas especiales, hasta los mercados de consumo.
Por el momento son los granos lo que les interesa a los traficantes bolivianos, porque pueden comercializarlos en el país, en los mercados semilegales, o directamente ilegales que están por todas partes, y que les permite competir con los productores cruceños, y, de paso, perjudicar el proyecto de la "seguridad alimentaria" del "proceso de cambio".
Otro punto rojo del intercambio entre los dos países es Bermejo, de un lado, y Aguas Blancas, del otro. Allí, la mercadería que reciben los argentinos es la ropa usada que, como sabemos, no ha sido usada en Bolivia, sino en quien sabe qué otros países. La ropa usada, que entra desde Chile pese a estar prohibido su ingreso por "leyes" bolivianas, llega desde este "hub" sudamericano hasta Argentina, Brasil, Paraguay, además de Perú.