Son 137 años, un mes y 9 días, de la ocupación del puerto boliviano de Antofagasta por tropas chilenas al mando del militar Emilio Sotomayor, dando inicio a la Guerra del Pacífico, que nos arrebató el mar y una gran extensión de nuestra superficie terrestre.
La historia nos recuerda que Chile estuvo en afanes expansionistas desde años antes de la ocupación, propiamente desde 1842 cuando pretendía ocupar Atacama hasta el grado 23 de latitud sur. La acción del coronel Sotomayor en 1879 era la consolidación de esa intención de avanzar sobre territorio boliviano, precisamente en el litoral boliviano al norte del grado 23 y entre el grado 21,5 donde se ubicaban los puertos de Cobija y Tocopilla ya la población civil de Calama, lo que demuestra que Chile reconocía plenamente la pertenencia de Bolivia en todo ese territorio. Es una prueba irrefutable del derecho boliviano para reclamar el mar arrebatado en una acción injusta y ejecutada por la fuerza y diferencia de tropas y efectivos militares ante una población totalmente desarmada salvo el valor de los patriotas que ofrendaron sus vidas defendiendo la heredad nacional.
El tiempo ha pasado, los hechos son rescatados en la historia que considera la acción de Chile, como un ataque a la soberanía boliviana, sin declaratoria de guerra y sólo haciendo prevalecer la fuerza y la condición expansionista sobre territorio de Bolivia, rico en recursos naturales, como se observa ahora tras un siglo y más de ese hecho atrabiliario, el país vecino nutre su economía con las riquezas que explota en el territorio usurpado a Bolivia.
Las condiciones que se presentaron en todo ese tiempo han mostrado la posición inclaudicable de Bolivia, reclamando su derecho a una salida soberana al Pacífico, tomando en cuenta que existen las pruebas suficientes para demostrar que Bolivia nació a la vida republicana con amplio territorio y su salida soberana al mar que fue usurpada por la codicia del Mapocho.
Frente a los reclamos permanentes de Bolivia, y por los hechos que se reflejan en la historia del caso, gobiernos de Chile reconocen el pedido boliviano y en esa alternativa han propuesto más de una vez la posibilidad de restituir una salida al mar, el problema está en la condición de esa operación, pues Bolivia demanda con todo derecho esa salida con soberanía, lo que no admiten los conservadores chilenos.
Como el asunto no ha podido solucionarse en la instancia del diálogo, pese a la gran voluntad boliviana de establecer formas de acercamiento, lo único que puede impulsar un tratamiento de legalidad y justicia es la resolución de una Corte Superior, en este caso Bolivia acudió a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, donde actualmente se tramita el proceso que Chile representó pero que la CIJ lo admitió como válido y absolutamente legítimo.
Ahora que se recuerda un año más la usurpación del territorio boliviano que determinó el cierre de su salida soberana al Mar, Chile vuelve a retomar la estrategia del diálogo, algo que en ninguna circunstancia rechazó Bolivia, pues sólo exigió que en tal condición sea considerado el pedido de recuperar el Mar que siempre fue boliviano.
El Agente de Chile ante la CIJ, José Miguel Insulza, ha lanzado un mensaje señalando que "al final del juicio, quedaremos solos y obligados a convivir y entendernos", algo real, a lo que el mandatario boliviano Evo Morales respondió enfatizando que "Podemos resolver juntos, con diálogo?la demanda". Parecería que Chile cambia ante la contundencia de las pruebas, de la justicia y los fines de integración y solidaridad.
Fuente: LA PATRIA
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