Viernes 18 de marzo de 2016

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Editorial y opiniones
El izquierdismo utópico y la verdadera realidad de la lucha política
18 mar 2016
Adhemar Ávalos Ortiz
Cuando Carlos Marx se atrevió, intrépidamente, a racionalizar la Teoría de la Revolución, a partir de sus estudios de la realidad del Siglo XIX, no lo hizo pensando que era un Dios. ?l solamente propuso marcar un camino. Que sus seguidores lo hayan confundido es un tema de importancia trascendental. El atribuirle a un gran líder atributos de incontestable verdad es un grave error teórico y político que lleva a terribles consecuencias para las necesidades de los pueblos.
Marx no hizo más que indicar un rumbo. No tuvo la información suficiente, en su contexto, a pesar de que lo presumió, para adentrarse en los terrenos escabrosos del poder. Apenas tuvo tiempo para realizar un análisis genial, pero no suficiente de la economía. Pero no lo hizo sólo. Una pléyade de grandes intelectuales le acompañó en su propuesta de transformación del mundo. Y Federico ?ngels contribuyó de manera decisiva al desarrollo de su gran intelecto, el que tenía notables características, pero no infalibles.
Marx no se equivocó, fue un hombre de su tiempo, pudo ser también mujer como Rosa Luxemburgo que le criticó a Lenin sobre su posición de la autodeterminación. Estuvo acertada. Y el gran hombre de la Revolución mundial no estuvo equivocado, fue un ser humano de un contexto determinado. Ahora, ?ngels contribuyó en el Primer Manifiesto contemporáneo de los trabajadores y lo hizo de manera brillante. El Manifiesto Comunista, hubo ejemplos anteriores, pero no tan claros, rayó la cancha. Muchos teóricos de escritorio, sin haber revelado todo el contenido de sus análisis, llegan a una falacia si se estudian detenidamente sus obras, basadas en estudios anteriores, si acaso piensan que el conocimiento humano se constituye en base a especulación. Es el fruto del sacrificado esfuerzo de mucha gente, aunque anónima.
¿Y cómo se puede analizar la obra de Lenin? Menospreciado como los anteriores pensadores marxistas era un hombre dedicado a la Revolución, escribió más de 50 tomos de análisis político. Su labor no estaba directamente radicada en la reflexión científica, sino en hacer posible la emancipación de los trabajadores agrarios, industriales e intelectuales. No recibió de Dios el tiempo para más.
Lo de Stalin da lugar a un análisis histórico. ?l fue fruto de una lucha cruel en la Guerra Civil rusa de 1918 a 1922. Estuvo en la batalla desenfrenada y, lamentablemente, adquirió métodos que hundieron al socialismo en 1989. No pensaba, ni racionalizaba que ese proceso cruel concluyó y que era necesario recuperar los principios revolucionarios. La Revolución no se hace para condenar, sino para transformar, no matando inútilmente.
Stalin murió en 1953, pero la consecuencia de sus acciones llevó a una izquierda retrógrada que no acaba de recuperarse. Se cree progresista, pero no acaba de asumir que las personas de a pie no comen discursos, sino pan y otros productos y servicios fundamentales. Además están las ideas, Marx, ni Lenin, plantearon que se las coarte. Un marxista debe ser un defensor de la libertad de expresión acabada, no funcional, más bien principista.
Los supuestos comunistas de hoy asumen un discurso contra el imperialismo y piensan que con palabras se crean sociedades nuevas, olvidando lo que reiteradamente expresó Lenin: "la gente quiere tierra, pan y paz". El comunismo es mucho más que ideas descabelladas: la gente debe comer cada día y vivir bien, no hundirse en el sacrifico inútil. El capitalismo no es bueno, pero supo sacar a mucha gente de su miseria y el socialismo debe ser mejor.