Más de 3.500 millones de personas vivirán en núcleos urbanos cuando finalice el año 2010, según las previsiones de la División de Población de Naciones Unidas. Y es que el mundo tendrá entonces 1.200 millones de nuevos urbanitas. Millones de seres que viven entre grandes edificios, rascacielos, automóviles, tráfico… Y que parece que nunca tienen tiempo porque siempre van corriendo de un sitio a otro. Del trabajo a recoger a los hijos, del colegio a casa, a hacer la compra a un gran supermercado…pero también cuando van al cine o cenar con amigos a un centro comercial.
“Históricamente, las ciudades fueron lugar de encuentro y de intercambio”, explica Jordi Bonet, investigador del desarrollo de las ciudades de la Universidad Autónoma de Barcelona (España). La polis griega se construyó en torno al ágora, el espacio donde se intercambiaban ideas. Después, el burgo medieval se unió en torno al mercado, donde se canjeaban bienes. La ciudad moderna trajo consigo la popularización de los cafés y las asociaciones, donde se compartían puntos de vista y se debatían sobre los asuntos ciudadanos. Actualmente, dice Bonet, la ciudad del siglo XXI ha perdido estos espacios de creación común y de espacio de encuentro.
Y este mundo urbano es nuestro futuro. Las zonas rurales se despueblan y sus habitantes emigran a las ciudades, pequeñas, medianas o grandes megalópolis. En los países europeos, este fenómeno comenzó en los años 50. Y hoy, los europeos prefieren las ciudades para vivir. Sólo 190 millones de personas viven en un ambiente rural, cifra que se reducirá a la mitad en el año 2050, según las previsiones de la ONU. En Occidente, el 85% de las personas vive en ciudades.
Los países emergentes se encuentran en la actualidad inmersos en este proceso de urbanización de su territorio. Y, quizás, China es el país que más va a notar el crecimiento de las ciudades. En los próximos 40 años, China pasará de tener 2.400 millones de habitantes rurales a tener sólo 1.800. Ya hoy, el 42% de la población en Asia vive en zonas urbanas. Para 2050, ese porcentaje superará el 65%.
África será el único continente que no sufrirá este proceso de urbanización del mundo rural. Naciones Unidas explica que el descenso del mundo rural no llegará hasta el año 2040. Y a la urbanización se unirá el descenso de nacimientos.
A esta transformación del mundo, de rural a urbano, se unirá la exclusión, las desigualdades y la contaminación. Amenazas que las ciudades han provocado. Expertos, como Bonet, explican que la exclusión es un fenómeno aparejado con las ciudades ya que no sólo tiene una dimensión económica. El excluido es aquel con quien no nos relacionamos. Son personas que viven en los mismos barrios, con el que el resto de los ciudadanos se cruza en la calle…pero al que no reconocemos como igual. En un “mundo perfecto”, el excluido estorba y estropea la mirada, así…se convierte en invisible.
Ciudades con 20 y 40 millones de habitantes son inviables, insanas y origen de pobreza y desarraigo. Hay que “soñar” ciudades a la medida de los hombres.
Las nuevas tecnologías pueden jugar un papel muy importante. Porque no tiene ningún sentido gigantescas ciudades con millones que personas que se mueven continuamente para llegar de un sitio a otro, cuando existe el teletrabajo, Internet, las videoconferencias, el teléfono, los ordenadores… Las zonas rurales no tienen porqué ser zonas atrasadas o sin servicios. Todo lo contrario. Las administraciones deberían apoyar las zonas rurales desarrolladas y con un plus de calidad de vida. Estar en contacto con la Naturaleza, pueblos en los que los recorridos no supongan un problema, espacios de convivencia donde haya lugar para la conversación y la buena vecindad y donde sus habitantes sigan un modo de vida sostenible.
(*) Periodista
ccs@solidarios.org.es
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