Aunque no se crea y hasta parezca una exageración, lo cierto es que el caos en que se desenvuelve diariamente la actividad en la ciudad pasa los lÃmites de la paciencia y ocasiona problemas de salud, que no tienen su efecto de ataque súbito, pero que se acumulan y alteran el comportamiento de las personas.
Hay una enorme cantidad de problemas para cualquier vecino desde la salida de su casa, hasta llegar a su fuente laboral o tratar de cumplir gestiones en el centro de la ciudad. Usar el transporte público es el primer problema que se confronta, mal servicio, viaje incómodo y una suerte de tropiezos por congestionamiento en las calles, avance lento por mala sincronización de semáforos y finalmente si se trata del centro, desembarcar en cualquier sitio para evitar "las trancaderas", sin contar que cuadras más o menos puede encontrarse con una manifestación o un bloqueo vecinal que altere su plan de circulación peatonal.
Hay esquinas con acumulación de basura, algunas aceras que sirven de depósito de materiales de construcción, piedra, arena o cemento; en otros sitios, se ubican letreros comerciales, cajas y hasta kioskos que ocupan el sitio por el que debe caminar la gente haciendo uso de su derecho a seguridad y comodidad.
Una ciudad caótica y como ya se la compara muchas veces, un gran mercado persa, donde el desorden es parte del negocio, una situación que de verdad altera los nervios, cambia el buen humor de la gente, la convierte en zombi iracundo que reacciona inclusive con violencia, quizás justificada pero no admitida en el plano de la convivencia social.
Hay que reconocer que todo este proceso tiene su origen en la carencia de normas claras que regulen el buen uso del espacio público, que permitan la circulación ordenada de vehÃculos por las calzadas y un tránsito seguro de peatones en todas las aceras. Debe reconocerse que no existe una aplicación correcta de normativas, lo que muestra deficiencias en la gestión municipal.
Las transgresiones que se observan diariamente rebasan los lÃmites del caduco sistema de control de la administración urbana, especialmente en el uso de los espacios públicos. Una medida que se espera pueda ejecutarse para disminuir este problema del asentamiento de comerciantes en las calles, es la urgente construcción del mercado central. Otras medidas deben ser propuestas por los legisladores municipales, tendrÃa que ser su tarea prioritaria.
Lo que no debe olvidarse es que permitir el caos reinante sin hacer nada por eliminarlo, es una flagrante irresponsabilidad, pues esa actitud de pasividad es gran parte de un problema que afecta la salud pública y tal situación es un delito abierto contra los derechos ciudadanos y la seguridad pública.
Fuente: LA PATRIA
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