El resultado del referéndum del mes de febrero ha generado una reacción positiva de "inversionitis aguda" entre los altos ejecutivos del Gobierno central, empezando por el Presidente y el vicepresidente del país que coincidieron en elevar la inversión estatal de la presente gestión.
La decisión tiene que ver con el resultado del referéndum, así lo confesó el Primer Mandatario durante un congreso de federaciones del trópico de Cochabamba, donde dijo "Ahora que el pueblo ha decidido que tengo que irme en 2019, hemos decidido hacer mayor inversión, vamos a gastar la plata, porque tenemos plata para gastar y por eso hemos decidido mínimamente invertir más de 1.000 millones de dólares" afirmó, añadiendo que pueden ser mil millones más.
De acuerdo a los datos oficiales la inversión programada de este año es de 8.200 millones de dólares, incorporando la inversión de las empresas con participación en el Estado, presupuesto al que se incrementaría mil millones más de dólares y esa suma puede fluctuar entre los 1.500 y 2.000 millones de dólares, dependiendo de algunas condiciones propicias que hagan posible buenas inversiones para garantizar el crecimiento del país.
Se demandó también una mayor inversión por parte del empresariado privado para concretar un vasto programa que satisfaga la expectativa ciudadana y muestre que con esfuerzos conjuntos se pueden concretar muchos ambiciosos proyectos de crecimiento sostenible.
El Presidente instruyó a sus ministros, y al equipo económico en particular, trabajar en el plan de aumentar la inversión estatal en mil o mil quinientos millones más para nuevas inversiones que favorezcan a todos los bolivianos, aunque no se habló claramente del destino que puedan tener los millones extras, dónde, cómo y para qué, sólo se habló globalmente de más inversiones.
En parte del instructivo presidencial se consignó la ratificación de todo el gabinete con sus ministras y ministros, a su vez estos deben coordinar tareas prácticas con viceministros y estos con gerentes y presidentes de empresas públicas, en una cadena en la que no puede fallar ningún eslabón, por lo menos eso se entendió de las decisiones recientes de los dos mandatarios, impulsados por una repentina fiebre de "inversionitis", sabiendo que deben trabajar intensamente en lo que resta de su gestión, una labor hasta el 2019.
Especialistas en materia económica señalan que un incremento en inversión pública, es una forma importante de dinamizar cualquier economía estatal, sobre todo si la misma tiene un respaldo seguro o un buen colchón que soporte el peso de las transacciones incrementadas como en este caso en el presupuesto de la inversión pública en ésta gestión.
En realidad, la decisión de aumentar la inversión pública podría favorecer a ciertos sectores como los municipios que ya se anticiparon en solicitar al gobierno créditos especiales para financiar proyectos propios y de contrapartida con el Estado, compensando de ese modo la disminución de ingresos por el IDH.
En esos y otros casos, lo importante será que los receptores de fondos de inversión den un adecuado uso a tales recursos por tratarse de fondos del Estado, lo mismo está decir, dinero del pueblo que no puede malgastarse en fines o propósitos ajenos a una verdadera proyección de beneficio colectivo. El propio Estado está obligado a cuidar "la plata" que tiene, pensando además en que la reserva financiera, debería programarse también para los próximos años, una manera de administrar adecuadamente el entusiasmo de algunas decisiones.
Fuente: LA PATRIA
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