Refugiados sirios en Egipto luchan por adaptarse sin perder de vista Siria

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Cinco años después del estallido de la guerra en Siria, muchos de los refugiados sirios que entonces huyeron a Egipto han empezado, tras muchos esfuerzos, a adaptarse a su nueva vida en el exilio, aunque sin perder la esperanza de regresar algún día.

"Hemos empezado a superar la tragedia y a sacar nuestra energía positiva", confesó a Efe Budur al Arian, desplazada siria y directora del centro Mustaqbalna (Nuestro Futuro), que ofrece apoyo educativo y psicológico a los niños procedentes de Siria.

Asimismo, para Wael Abdalá, que se presentó como un activista contra el régimen sirio, los refugiados que viven en Egipto "han demostrado al mundo su capacidad para adaptarse y conseguir su pan a través de su propio esfuerzo".

En esta ciudad, algunas zonas parecen verdaderos barrios damasquinos, con cafeterías, restaurantes y otros locales comerciales con nombres de poblaciones y de regiones sirias.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) calcula en 127.000 el número de refugiados y demandantes de asilo de nacionalidad siria registrados en Egipto, lo que supone un 70 por ciento del total de las personas desplazadas en el país.

La gran parte de los sirios entrevistados por Efe, como Al Arian, prefieren identificarse, en lugar de como refugiados, como "desplazados forzosos", aunque reconocen que su estatuto de refugiado o de demandantes de asilo les sirve para obtener el apoyo de las organizaciones internacionales.

Al Arian, cuyo centro educativo acoge a 300 estudiantes, explicó que entre los asuntos que más preocupan a las familias sirias es el futuro de sus niños, y cómo mantener un equilibrio entre su integración en la sociedad egipcia y la preservación de su identidad.

"Los alumnos de entre 4 y 10 años se encuentran en una situación difícil. Antes de entrar en el centro, se encaminaban hacia el mundo laboral, los chicos, y hacia el matrimonio infantil, las chicas", explicó Al Arian.

En este colegio, ubicado en 6 de Octubre, esta inmigrante siria licenciada en Comunicación, utiliza el método educativo egipcio en sus clases y ofrece también apoyo sicológico, con la ayuda de 21 profesores y expertos.

El centro, según explica, se financia únicamente gracias a las tasas "simbólicas" que pagan los estudiantes y a las donaciones ofrecidas por empresarios sirios.

La labor de la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), consiste en registrar a los sirios que llegan a Egipto y en entregarles un documento que les permite obtener la residencia, explica a Efe su responsable de comunicación, Tarik Argaz

"Los refugiados más vulnerables registrados con Acnur en Egipto reciben diferentes ayudas mensuales o puntuales, que les ayudan a cubrir sus necesidades básicas", precisa.

Además, la Acnur ha desarrollado un programa de formación para que los refugiados puedan montar, desarrollar y financiar su propio negocio.

Aunque la mayoría de los sirios entrevistados por Efe aseguraron sentirse afortunados por haber llegado a Egipto como refugiados, algunos destacaron que afrontan varias dificultades para viajar fuera del país, conseguir la reagrupación familiar o lograr los permisos para abrir un negocio.

Al igual que en otros países, su estancia en Egipto ha pasado por distintas etapas, muchas de ellas caracterizadas por la hostilidad, como el período que siguió al derrocamiento militar del expresidente islamista Mohamed Mursi, en junio de 2013.

Durante meses, los refugiados sirios fueron víctimas del acoso de los servicios de seguridad y de campañas mediáticas en su contra; y muchos sufrieron la deportación.

La ex funcionaria del Ministerio de Información sirio Maisa Husein, que llegó al país norteafricano hace 4 años, cuenta como los sirios que encontraron refugio aquí vivieron primero de sus ahorros hasta que los agotaron.

Después y ante la imposibilidad de volver a un país en guerra, comenzaron a buscar trabajo, tanto los hombres como las mujeres, muchas de las cuales se unieron para crear cooperativas de costura o de cocina, mientras esperan el día de su regreso a Siria.

"Ayudo a desarrollar (en los niños) el sentimiento de pertenencia; a que sean niños sirios, porque algún día volverán a su país para reconstruirlo y convivirán con sus compatriotas y amigos cristianos, musulmanes y de todas las sectas", concluyó la directora del centro Nuestro Futuro.

Fuente: El Cairo, 12 (EFE).-