La crecida del rÃo obliga a un pueblo de Argentina a convivir entre canales
13 mar 2016
Fuente: Buenos Aires, (EFE).-
Por: Alberto Ortiz
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La localidad argentina de Villa Paranacito, en la provincia norteña de Entre RÃos, se encuentra semisumergida desde hace dos meses por la crecida de los rÃos colindantes Paraguay y Paraná, que han obligado a los vecinos a diseñar un particular sistema de transporte sobre el agua.
Se trata de un municipio de unos 4.200 habitantes situado en el delta de ambos rÃos que cada cierto tiempo sufre inundaciones a raÃz del incremento de los márgenes y, aunque este año la crecida ha duplicado su nivel habitual (de 1,5 a 3 metros), desde la municipalidad hablan de una situación controlada.
"En la calle principal tenemos agua hasta la cintura", relata Mariana Romero, secretaria de la Dirección Departamental de Escuelas de Islas del Ibicuy, quien explica que cuando se dan estas crecidas los vecinos improvisan un sistema de taxis consistentes en lanchas a remo, para facilitar el desplazamiento diario.
En este sentido, afirma que las poblaciones de la zona ya previeron en noviembre eventuales crecidas y, junto con la experiencia de las ocurridas en años anteriores, las casas y los edificios institucionales están preparados para este tipo de fenómenos que considera "inevitables".
Lo explica detalladamente el arquitecto Esteban Mazaeda, quien contó a Efe que ayer consiguieron habilitar la última escuela de las 54 que existen en el departamento, un trabajo que consiste en comunicar con plataformas de cemento las plantas superiores de todos los edificios que forman el complejo escolar. Algunas de estas obras están acondicionadas desde hace dos años, aunque no todas.
Más allá de los servicios diarios (correos, el colegio, el supermercado...), que para Romero funcionan con normalidad, el problema real es el acceso al agua potable ya que las tuberÃas de la potabilizadora, que circulan bajo tierra, ahora están cubiertas de agua, lo que prácticamente imposibilita su mantenimiento.
Además, los ganaderos del lugar, donde la agricultura y la ganaderÃa son dos de los sectores de mayor actividad económica, se han visto obligados a transportar sus cabezas a lugares secos, lo que les ha supuesto un coste extra por el traslado de las reses y por el arrendamiento de fincas donde colocarlos temporalmente.
Otro de los sectores afectados es el turismo. "Es una fuente de ingreso que se pierde. Muchas personas viven de ello acá: del comercio, artesanos, campings de la zona...", indica Romero, quien valora la solidaridad de los vecinos y el trabajo de las instituciones a la hora de frenar los efectos de este fenómeno.
Fuente: Buenos Aires, (EFE).-
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