Mekraui pasó de perseguidor a perseguido: denunció la corrupción en su poblado de Jemaa Sahim, pero el caso le volvió como un bumerán al ser a su vez denunciado y perseguido judicialmente por "injurias" a las autoridades municipales.
Para los observadores, este caso ha demostrado el grado de hartazgo ciudadano ante los casos de corrupción, asà como el poder de presión que tiene el activismo en las redes sociales en el siglo XXI.
Abdesamad Saduq, miembro de la ONG Transparency Marruecos, especializada en la lucha contra los corruptos, considera que la decisión inicial de la FiscalÃa de arrestar a un denunciante de corrupción es incomprensible.
Para Saduq, el joven Mekraui denunció una realidad relacionada con las licitaciones públicas, un ámbito considerado por la ONG como una de las principales fuentes de la corrupción.
Marruecos aprobó en 2011 una ley para la protección de los denunciantes y testigos de fraude y corrupción, una normativa que según Saduq se ha quedado "desfasada" con la realidad actual del paÃs y que, como ha quedado patente en este caso, no da suficientes garantÃas a los denunciantes.
Para Saduq, el caso de Mekraui explica la actitud temerosa de los ciudadanos, que en su mayorÃa no se atreven a denunciar "por temor a represalias".
Varias ONG y los abogados defensores del joven reclaman ahora la apertura de una investigación sobre las irregularidades de la famosa carretera de un dedo de asfalto, asà como sobre la actitud de la justicia para con los que persiguieron al joven.
Fuente: Rabat, (EFE).-
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