La sociedad boliviana cambió en los últimos años como resultado de un impulso histórico que se gestó en diferentes escenarios y con diversos actores, dinámica que no depende de una persona, por muy importante lÃder que sea, menos de un mesÃas.
Uno de esos cambios "duros" e irreversibles es la ocupación territorial. El área rural se vacÃa y la demografÃa urbana se expande y las principales ciudades, casi todas capitales departamentales, definen las tendencias electorales. En la mancha urbana, el 60 por ciento es una población menor de 29 años y el 35 por ciento de los desocupados en el paÃs está en la franja entre 20 y 29 años.
Los jóvenes que fueron a votar en el Referendo de febrero sólo escucharon hablar de un solo presidente desde su niñez o adolescencia y tienen imágenes muy diferentes a las de sus padres. Por ejemplo, ellos no vieron al Evo reprimido en la marcha cocalera, vieron al Evo reprimiendo las marchas indÃgenas. No vieron al Evo insultado en un aeropuerto, vieron al Evo ordenando que le amarren sus guatos.
Los ex jóvenes quemaron corbatas en señal de protesta contra el establishment. Los jóvenes actuales ni se ocupan del tema. Manejan mejor que sus padres un idioma universal que les permite comunicarse en cualquier parte: selfie, wi-fi, whatsApp.
El análisis de contenido del discurso oficialista nos muestra un estancamiento poco entendible. Bolivia no es la del 2002, ni la del 2005. Reiteramos como ya afirmamos en varios diálogos, la Victoria del "NO" no es la magia de la tecnologÃa y del alcance de las Redes Sociales, es el mensaje de la realidad.
Sin embargo, desde el Primer Mandatario hasta la corte de ministros y llunkos, han dado como única respuesta la agresión, la amenaza, el insulto. ¿Sumarán asà más votos?
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