"Un grupo de vagabundos atemoriza el barrio de �pera", dice el titular de una noticia publicada en uno de los principales diarios españoles. Sin aportar datos, sin entrevistar a alguna de las personas a las que hace referencia ni a responsables de organizaciones que trabajan con personas sin hogar, el texto convierte algo anecdótico en regla general. "Indigentes" y "vagabundos" que beben, que incomodan a los turistas y a los transeúntes, que hacen ruido y que crean problemas.
Se trata de un problema de derechos como lo reconoce el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Leilani Farha, relatora especial sobre una vivienda adecuada, considera que algunos medios de comunicación denigran a las personas sin hogar de manera que se extiende la creencia de que no merecen asistencia y de que son culpables de su propia desgracia y de los problemas sociales que representan.
El último informe de Naciones Unidas sobre derecho a una vivienda digna aborda esta estigmatización. Con este tipo de "informaciones", los medios de comunicación corren el peligro de reforzar discursos demagógicos de polÃticos oportunistas e incluso actitudes beligerantes en la sociedad contra las personas excluidas. El observatorio Hatento, en España, se creó para registrar los delitos de odio contra las personas sin hogar. De los insultos y las palabras vejatorias se ha pasado a agresiones fÃsicas que han desembocado en hospitalizaciones, en lesiones irreversibles y, en algunos casos, en la muerte.
Pero no hacen falta agresiones, pues la calle en sà perjudica la salud fÃsica y mental. Mata. Las personas sin hogar viven veinte años menos en promedio que una persona que cuenta con una vivienda adecuada.
La vivienda adecuada es un derecho reconocido en el plano internacional y por muchas legislaciones nacionales, como lo son el derecho a la no discriminación, a la vida, a la seguridad personal, a la salud, a la protección del hogar y de la familia, y a no sufrir tratos crueles o inhumanos. Las personas sin hogar no disfrutan de esos derechos fundamentales.
"La falta de hogar es una crisis mundial de derechos humanos relacionada con el aumento de la desigualdad en la riqueza y la propiedad, lo cual requiere una atención urgente", dice el informe que Leilani Farha elevó al Consejo de Derechos Humanos.
La falta de hogar obedece a varios factores, entre los que destaca la incapacidad de los Estados y su falta de responsabilidad para dar respuesta a circunstancias individuales y a diversas causas estructurales. Los gobiernos han abandonado su responsabilidad de proteger y han permitido que la especulación excluya a un número creciente de personas de una vivienda adecuada.
Otras veces el desencadenante puede ser una enfermedad mental, adicciones al alcohol o a las drogas o discapacidad de algún tipo. Muchas personas que han vivido eventos traumáticos pueden acabar en esta situación si no cuenten con redes adecuadas, como lo demuestran los veteranos de guerra en Estados Unidos que acaban de volver de Irak y de Afganistán, y como antes lo habÃan hecho de Vietnam y de las guerras en el Sudeste Asiático durante la Guerra FrÃa.
"La rápida urbanización mundial ha dado lugar a una sorprendente acumulación de riqueza para unos pocos, acompañada de una pobreza cada vez mayor para muchos", sostiene la Relatora Especial, que propone una campaña mundial para erradicar la falta de hogar de aquà a 2030.
(*) Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias
Twitter: @cmiguelez
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