Jueves 10 de marzo de 2016
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Cuando los españoles llegaron al Tawantinsuyu encontraron una enorme y próspera civilización pero sin rastros de escritura. Debido a ello, creyeron que los pueblos de esta parte de América eran ágrafos. Su error quedó en evidencia cuando conocieron los kipus, un sistema hÃbrido de contabilidad y relación de sucesos que sólo era conocido por unos cuantos sabios llamados kipukamayux.
Pero lo que los españoles no supieron, porque su entendimiento estaba limitado a lo que se puede pintar en hojas de papel, es que los pueblos andinos sà tuvieron escritura; es decir, un código de signos que permitÃa conservar mensajes. Lo descubrió en 1940 el investigador Dick Edgar Ibarra Grasso y lo confirmó en 1989 su discÃpulo más aventajado, el historiador boliviano Roy Querejazu Lewis.
Querejazu encontró suficiente evidencia en las crónicas coloniales de que la civilización incaica tuvo escritura. Una de sus fuentes, el cronista Fernando de Montesinos, refiere que el inca Titu Yupanki Pachakuti perdió la vida en una batalla definitiva en la guerra que libraba contra los kollas y, a partir de entonces, su hijo y sucesor prohibió las letras y ordenó "que nadie las usase ni las resucitase porque de su uso le habÃa de venir el mayor daño".