Lunes 07 de marzo de 2016

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Alguna vez nos entra la curiosidad de poner nuestro nombre en el buscador, y que nos aparezca toda la actividad que generamos en Internet. Toda esa información constituye nuestra identidad digital. Las redes sociales permiten disponer de diferentes identidades digitales, como una profesional en Linkedin y otra de carácter más personal en Facebook, pero todas ellas quedan fijadas en el ciberespacio, y resulta complicado eliminar su rastro. Recientemente, la Comisión Europea ha puesto en marcha un proceso normativo para regular el derecho al olvido digital.
Esta permanencia perenne de nuestro rastro digital, puede ocasionar problemas, como en el caso de muchas empresas de recursos humanos que confiesan que cuando reciben candidaturas rastrean en Internet el nombre del candidato y les influye lo que encuentran sobre él. Si descubren que fue arrestado en su juventud por grafitero, o imágenes suyas subidas por un amigo de otros tiempos en una fiesta con desenlaces embarazosos, probablemente sea un punto negativo para su entrada en una empresa. Sin embargo, forma parte de su identidad digital, porque en la Red somos lo que decimos y lo que hacemos. Textos, fotos, páginas web que visitamos, comentarios que emitimos en blogs� todo queda registrado.
Con esta situación, la Comisión Europea preparó una directiva sobre lo que se conoce como "derecho al olvido digital", que obligará a las páginas web a borrar todo rastro de una persona que asà lo solicite. Las empresas que no actúen ante una petición de este tipo se arriesgarán a ser multadas con hasta un millón de euros.
En principio, el derecho al olvido digital incluirá tanto los datos personales como el contenido que un internauta haya insertado en cualquier formato. De ser aprobada cada ciudadano podrá exigir en cualquier momento a las empresas controladoras del espacio virtual que borren toda la información de que dispongan sobre él, sea visual, de contacto o la simple mención de la persona. Sólo la existencia de algunos "argumentos legÃtimos" para conservarlos eximirÃa a las empresas de acatar dicha solicitud. El proyecto alcanza no sólo a las redes sociales, sino también a cualquier empresa que maneje datos personales; entre otras, a las consultoras de selección de personal.