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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La radicalización abierta y sutil del autoritarismo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La radicalización abierta y sutil del autoritarismo
07 mar 2016
Adhemar Ávalos Ortiz
En el tema de la reflexión y el análisis político no existe ninguna duda de que no se deja de aprender y que las personas que estudiamos temas fundamentales de nuestra sociedad debemos de día en día innovarnos, después de haber sido atrapados por la ingenuidad de pensar que los enemigos de la libertad en democracia, la única posible, serían capaces de reconocer sus errores de pensamiento y gestión, aceptando dignamente su derrota.
Pero, los tozudos hechos nos remiten, no por primera vez, al origen de un tipo de régimen que nace supuestamente sumiso, se empapa de una crítica moderada, a la vez que crece en la "bronca" de los errores de su sujeto de crítica, lo desarma y pretende, al final aniquilarlo totalmente, aunque "de mentiritas" porque revive en su propia muerte. No obstante se quiere olvidar con un facilismo oportunista que "la derecha oligárquica" es un concepto cambiante en función de contextos disímiles. En la práctica ha mutado.
En 1967 estaba magníficamente representada por Barrientos, en 1985 por Paz Estenssoro, en 1993 por Sánchez de Lozada y en 2015 por un gobierno cuasi totalitario -en este último caso el autor tendrá el cuidado de no mencionar nombres y apellidos para evitar juicios amañados y amparados por una Constitución que ni siquiera se atreve a respetar a pesar de haberla parido en un fatídico 2009-, al final las evidencias cantan por sí solas. Ahora, hasta el marxista de convicción profunda es calificado fácilmente de "derechista".
Después de un hecho democrático lúcido, cuando el pueblo boliviano, al margen de una serie de maniobras regresivas, decidió decirle No al prorroguismo el 21 de febrero, se quería creer en que el régimen vigente aceptaría un baño de legitimidad en el análisis de su conducta previa y que encontraría caminos legítimos, o senderos finalmente, de autocrítica, y lamentablemente volvemos a lo mismo. De palabra acepta los resultados de manera formal, pero al rato, instigado por movimientos sociales ávidos de poder, el Presidente arremete contra todo lo que huela a democracia en el más puro sentido. No lo hace directamente, simplemente menciona lo que hay que hacer de manera infralineal: "Hemos perdido una batalla y no la guerra". Lo demás deben realizarlo sus operadores de gestión, sus capataces políticos. Y un voto democrático, aun cuando no de más de dos tercios del electorado, pero igualmente legítimo de acuerdo a las reglas planteadas por ellos mismos, se convierte en el principio de la venganza a ciegas.
Como no se puede castigar a millones de votantes, materialmente es imposible de manera directa, se recurre al terror mediático no necesariamente para sancionar a los interlocutores abiertos, sino a otros que se expresan de distintas maneras, mal o bien, contra un sistema represivo. Las medidas del Poder Judicial, azuzado por los ejecutivos de turno: Ministerios de Gobierno, de Transparencia y de Comunicación Social, ejes ejecutores de la derivación totalitaria del régimen, invitan a sentir que los bolivianos pensantes estamos en peligro. Sin profundizar en el tema, mencionaremos los asuntos que afligen al poder y que le obligan a tomar medidas parecidas a lo que se hizo en Alemania en 1933 (asustar a medios para que se autolimiten en sus contenidos al mencionar perversamente el cierre de "La Prensa"), "affaire" Zapata (no dejan de "meter la pata"), asunto Marín Sandoval (la víctima defiende al acusado), caso Sejas (su abogado es "especialista en defensa de narcotraficantes").
Y los escándalos de corrupción no dejan de sucederse lo cual no es nuevo en nuestra historia, pero que resultan impropios en "un régimen de cambio trascendental". Ya estábamos acostumbrándonos a la "novela del Fondo Campesino" y ahora se presenta el proceso de los aviones chinos.
¿Y en qué consiste la esencia, el elemento fundamental, del proceso de agudización del autoritarismo? En hacer que la gente se calle por miedo. El arremeter contra la opinión, sensata o no, al final es la expresión de la rabia social, con pretendidos juicios es simplemente un método terrorista, disfrazando prácticas comunes de expresión con el "libelo" de sedición, una figura político-militar que se debe sustentar no en criterios de valor, sino en prácticas que, de acuerdo al derecho natural, pueden y necesitan objetivarse en la historia. Finalmente, la convicción democrática nos enseña y nos obliga a explicar y replicar nuestros principios, aunque de manera sutil, y no tanto.
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