Sábado 05 de marzo de 2016
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En este mes del Mar, quiero hablar de él, permitidme una vez más decir a mis hermanos que existe una tarea de la cual no podemos claudicar esta es la Reintegración Marítima y volver como en tiempos del Mariscal Santa Cruz a ser una nación gravitante en el destino de América; pues no hay nada más importante, nada es más vital que la cuestión marítima, olvidar o negar este que es el mayor problema de la nación boliviana seria como renegar de la propia madre, pero ¿cuál es nuestro papel como simples mortales en este espacio y este tiempo que nos ha tocado vivir?, honrar a Bolivia, reconstituirla soberana a su heredad marítima, recordando el mandato eterno de la generación del Pacífico, ¡no olvidéis el Mar! él es nuestra sangre, nuestra alma, hacia el Mar sin descanso, dejando de lado las voces calculadoras y frías que piden olvidar el Mar boliviano, porque la reintegración de la madre común a la vecindad del mundo, es parte de nuestro ser nacional, mientras Bolivia exista no ha de cejar en su justo propósito, ¡nunca olvidará! y como será de justa nuestra causa que hubo y habrá siempre honrados chilenos que reconocen la verdadera magnitud de esta herida infligida en el alma misma de Bolivia, baste sólo un ejemplo Gonzalo Bulnes, el mayor historiador chileno de la guerra del Pacífico emite este juicio sobre la mutilación infligida: "Bolivia aceptó la situación con dignidad, se mantuvo tranquila. Dio un ejemplo de civismo como pocos pueblos latinos lo darían en un caso análogo; no se oyó un reproche contra el ejército vencido ni contra su general en Jefe, ni salieron los tácticos a ganar la batalla después de perdida, sino que noblemente la Convención renovó su confianza a Campero eligiéndolo Presidente de la República. Una nación que da tan altos ejemplos de patriotismo, es digna de respeto".
