Tras el derrumbe de confianza y apoyo al Presidente en la consulta del pasado 21 de febrero, el Gobierno está dedicado a buscar chivos expiatorios por ese catastrófico saldo.
No creo que las redes sean culpables de los resultados 49 - 51%, como el Gobierno y sus funcionarios vienen cargando y hasta proponiendo reglamentarla, que es sumamente sencillo; redactar la norma, proponerla para su aprobación, y verán que inmediatamente será sancionada por el propio Presidente. Lo difícil será su cumplimiento. La red Internet ha borrado prácticamente conceptos de soberanía y fronteras. Lo que no se diga en las redes desde espacio boliviano, vendrá nomás de afuera, así la ley prohibitiva dejará de tener efecto. Que hay necesidad de controlarla es efectivo, pero es un reto internacional, sin muchos resultados. Hoy mismo el gobierno de EE.UU. no puede con la global Apple que anunció lanzar al mercado una aplicación capaz de pinchar cualquier teléfono, lo que afectará tremendamente la privacidad.
Si se trata de evitar el anonimato, debemos advertir que ya hay una ley sancionada por el Presidente Villarroel en 1944:
Art. 1°.- Desde la fecha, en todas las publicaciones que traten de la cosa pública o del interés privado de las personas, queda absolutamente prohibido el anonimato.
Art. 2°.- No se excluyen de esta prohibición las que se hagan en tono burlesco o jocoso.
La norma concluye con otros cuatro artículos adicionales. No hay porqué duplicar leyes.
Es probable que las redes hayan influido en los resultados del referendo, pero no de manera definitiva. Lo que es más evidente y ha producido los malos resultados, es la permanente exposición del Presidente en todas las televisoras, producto del abuso de poder y sometimiento de los medios y de la libertad de expresión.
En algún lugar leí la frase: "Al Presidente lo veo hasta en mi sopa", en expresión de repudio a esa abundancia comunicativa de la que hasta ahora se permite el Presidente. Verlo todos los días y a cada rato, produce actitudes de animadversión antes que de complacencia, aceptación y de rechazo. Algo así como el efecto boomerang. Ningún mandatario ha aparecido tanto en la televisión como el presidente Morales, que ya no despierta interés escucharlo y verlo por su tediosa perorata y repetitivas argumentaciones discursivas. El presidente nos ha cansado y aburrido. Así, no parecen ser las redes producto de los malos resultados electorales en el MAS, sino la exageración de verlo permanentemente presente en la televisión. La televisión es el medio por excelencia en nuestra época, es abierta y gratuita, mientras que las redes tienen un costo y a los que la mayoría no tiene acceso.
Esto es digno de un estudio, es material para una tesis sobre marketing político o comunicación social, para los propios políticos y candidatos. Es un fenómeno novedoso. El abuso de la televisión revela uno de sus efectos negativos.
Las redes son simples chivos expiatorios, la culpabilidad debe buscarse, según mi hipótesis, en esa recargada presencia presidencial en la televisión.
La otra víctima, es la señora Gabriela Zapata, de anónima ciudadana a conocida por todos. Simultáneamente a la persecución a las redes, el Gobierno y el "masismo" se han dado la tarea de perseguir a esta señora hasta encerrarla en un penal, por el delito de ser madre y en algún momento pareja del Presidente. En la concepción de la vida, hay siempre dos responsables, una mujer y un varón, compete a ambos la responsabilidad que asumieron en su momento, no a uno solo. En este culebrón, como dicen, la novela parece tener muchos más capítulos, no apasionantes, sino dramáticos porque toca las estructuras de la credibilidad, de la democracia boliviana y sus protagonistas, que nos llenan de informaciones sin contenido de verdad. Así, el responsable del fracaso electoral no parece ser la señora Gabriela, sino el mismísimo señor Presidente.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.