Pasó el referéndum por el que la mayoría del país decidió que se respete la Constitución, y se trabaje con miras a que el Gobierno cumpla su mandato hasta el año 2019. Las reacciones, de ambos lados, sí o no, fueron múltiples; para el oficialismo hay muchos culpables y entre ellos, las redes sociales y, para la oposición, satisfacción porque se evitó lo que se consideraba una arbitrariedad.
Ahora, lo que corresponde es que todo el país trabaje y cumpla la parte de deberes y responsabilidades que tiene el Gobierno y los que están en el llano pero que, igual son parte fundamental del país. No caben los reproches ni las recriminaciones como no corresponden las posees de soberbia y satisfacción ya que ambas posiciones no ayudarían en nada a la unidad que precisan todos los bolivianos; sólo hay que reconocer que ganó la democracia.
El Gobierno sabe de sus logros y fracasos de diez años, conoce cuánto ha errado y cuánto avanzó en beneficio de varios sectores y de quienes han votado por el Presidente y han ayudado a su gobierno. La oposición y los partidos políticos no deben seguir en posiciones de enfrentamiento y reproches porque lo malo hecho no es posible rectificar y lo bueno será posible mejorar, pero todo eso deberá cumplirlo el Gobierno con la comprensión y ayuda, orientación y sugerencias del mismo pueblo pertenezca al sector que sea.
Hay que convenir, a nivel de gobierno y de su partido, cómo no tuvieron justificativo alguno en el pasado y tampoco tienen en el momento y el futuro del país: los reproches, las actitudes de venganza, los odios y rencores, los complejos y lo que coloca a buena parte del país como aliados del neoliberalismo, del imperialismo, del capitalismo y otros ismos que, además, son parte también de las propias políticas gubernamentales que se precian de ser socialistas, comunistas, revolucionarias, etc. tintes que, en la realidad no los tienen.
Unir a la familia boliviana, llegar a entendimientos y tener actitudes de comprensión y conciliación, ver los hechos conforme a la verdad y sobre todo actuar con humildad es lo que ahora corresponde. No cuentan ya las poses de soberbia, petulancia y menosprecio a buena parte de los bolivianos por parte del Gobierno y su partido habida cuenta que todos, sin discriminaciones son hijos de la misma patria. Hay compromisos y vocación por causas que, forzosamente, tienen que mantenernos unidos y una de esas causas, es el mar y nuestra larga carrera para conseguir que se nos haga justicia; éste es un factor de unidad que por ningún motivo debe destruirse o siquiera debilitarse.
El país es de todos los bolivianos y, dentro de él, de muchos estantes extranjeros que lo aman con profundidad de sentimientos y corajes para el trabajo y la responsabilidad. Vivir en paz, unidad y concordia es deber del Gobierno y su partido; es, en sumo grado, de los políticos, sus partidos, las instituciones y todo el pueblo, pero con humildad y sin soberbia que degrada y ahonda problemas.
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