Domingo 28 de febrero de 2016
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Nos toca ser testigos del lamentable espectáculo de ver al Presidente y vicepresidente de Bolivia, hacer declaraciones con bronca mal contenida, culpando a otros de su fracaso cuando analizan el resultado del referendo del 21 de febrero, el cual consideran un grave revés, porque la mayorÃa de los bolivianos dijo No a una reforma constitucional que favorecÃa a sólo dos personas y rechazó la posibilidad de una re-re-reelección del binomio Morales Ayma - GarcÃa Linera para otro periodo gubernamental.
En una notoria falta de madurez, el Presidente Morales, trata de identificar los elementos que provocaron su derrota y carga la culpa siempre a otros: A las empresas encuestadoras, a problemas de gestión de algunas autoridades regionales de su partidoÂ?"Quiero saber qué pasa con los alcaldes y concejales, cuál es el problema, porque por culpa de algunas autoridades parece que hemos perdido", declaró. También y como siempre, aunque injustamente y sin aportar ninguna prueba, arremetió contra los medios de comunicación que no son serviles al partido que detenta el poder, curiosamente también condenó al vocero de la causa marÃtima, el ex presidente Carlos Mesa, porque claramente expresó su preferencia por el No y por supuesto, ataca con todo su odio contra el enemigo invisible, la permanentemente estigmatizada y favorita para atribuirle todos los males posibles: "la derecha", tampoco se olvida de acusar al "imperio".
Desde luego, y esta vez con algo de veracidad, culpa a las "redes sociales" que a nivel global se han conformado utilizando la red mundial internet, que es el espacio público donde se ha trasladado el debate y donde el pueblo ejerce su libertad de expresión, ante el evidente amedrentamiento, autocensura y prohibiciones de la ley electoral, que sufren los medios de comunicación tradicionales, como son los diarios, periódicos y estaciones de radio y televisión.
Sin embargo, el Presidente Morales no toma en cuenta sus propios errores y los de su entorno. La mitad más uno de los bolivianos se da cuenta que tras la década más bonancible de nuestra historia, se sigue endeudando al paÃs solicitando préstamos millonarios, como son los siete mil millones de dólares del empréstito chino. Que pese a los altos precios que alcanzaron nuestras exportaciones, la deuda externa no ha dejado de crecer, que ha habido un indiscriminado derroche de los recursos públicos.