Miercoles 24 de febrero de 2016
ver hoy
Editorial y opiniones
ECONOMÍA DE PALABRAS
La dignidad de la derrota
24 feb 2016
Humberto Vacaflor Ganam
Jorge Luis Borges repetía, incluso en relación con La Ilíada, aquello de que la derrota goza de un grado de dignidad del que difícilmente goza la victoria.
Por esa extraña ventaja de la derrota, todos recuerdan a los troyanos, los derrotados, pero no a los griegos, que incendiaron Troya haya 3.200 años.
Para que la dignidad de la derrota se pueda dar, hace falta que los derrotados se hayan comportado decentemente. Que hayan muerto, como Aquiles, en la batalla.
En la derrota del MAS, ahora, en el referéndum, faltó el elemento de honorabilidad que le hubiera podido conceder el grado de dignidad del que gozan los derrotados.
Patalear, usar triquiñuelas, alegar que el enemigo gozó de ciertas ventajas, no es honorable, porque equivale a lloriquear, a ser plañideros. Culpar a los extranjeros o a conspiraciones internas, verdaderas o no, denigra a la propia derrota.
Amenazar, anunciar vendettas, decir que en anteriores elecciones se dieron casos de manipulación de los resultados, es renunciar a la dignidad de la derrota.
Lo que tienen que hacer los derrotados de ahora, ya que no se merecen el grado de dignidad que otorga Borges, es sosegarse, admitir que unas veces se gana, otras se pierde, pero que siempre hay que competir.