El año 2005, la deuda externa alcanzaba más o menos a los 5.000 millones de dólares, y hubo programas de condonación de la misma, como el HIPC, por los que se nos condonó 3.200 millones de dólares, lo que quiere decir que quedamos con una deuda de 1.800 millones de dólares, la deuda interna en ese entonces era casi inexistente, según explicó Bellott.
Cuando una persona tiene un negocio en el que le va bien, por lo general la tendencia es al ahorro, ya sea para adquirir bienes o para invertir, por lo que Bellott cree que el paÃs hizo un mal negocio, pues en lugar de invertir o ahorrar el Estado se prestó más dinero.
De 20.000 millones de dólares que habrÃa sido la deuda contraÃda, regularmente se tendrÃa que usar el dinero para inversión pública. Bellott hizo un ejercicio tomando en cuenta Oruro. De esos 20.000 millones ¿cuánto le corresponde a Oruro? -analizó- por lo general es el 5% de la inversión pública, es decir se está hablando de unos 1.000 millones de dólares en 10 años.
Bellott enfatizó en que no se ha hecho un uso eficiente del dinero conseguido, porque en este tiempo, tanto Oruro como el resto de Bolivia debÃan haber crecido mucho más, pero el desarrollo como debiera ser no se ve.
"Hay un costo que no lo vemos con claridad, y es el costo de no haber aprovechado esta buena coyuntura de precios e ingresos que ha tenido el paÃs para invertir en una economÃa sostenible, ese costo no lo vamos a recuperar jamás. Yo estoy seguro que ese costo puede sobrepasar los 20.000 millones de dólares que tenemos de deuda en este momento porque no hubo inversión, ni ahorro", señaló Bellott, incidiendo en que históricamente nunca hemos tenido un mejor momento en la economÃa como la coyuntura que se presentó en los recientes 10 años.
Señala que no es una medida aconsejable en ningún lugar del mundo, el emitir muchos billetes, sin el debido respaldo. Afirmó que muchos gobiernos recurrieron a esa medida porque faltaba el dinero para salarios y otros Ãtems, ocasionando mayores problemas para sus paÃses.
La idea es incentivar a que el mercado sea eficiente, para que exista empleo, buenos sueldos, pero si el Estado destruye mercados, controla precios, no habrá incentivo a los privados y la economÃa será ineficiente e insostenible, además que se debe propender a que el Estado no sea corrupto, que la empresas a su cargo funcionen de manera eficiente, añadió el experto.
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