Las tres tentaciones de Jesús y las dos tentaciones del hombre

Después de que Jesús regresó del río Jordán, se dejó guiar por el Espíritu Santo para ponerse a prueba e internarse en el desierto por cuarenta días y cuarenta noches, y soportar las tentaciones del diablo, quien tenía la intención de desviarlo y engañarlo. Según las escrituras de Mateo 4:1-11 y Lucas 4:1-13, este episodio de prueba es sumamente importante, porque hace referencia a las posibilidades que tiene el hombre de ser tentado y triunfar sobre esta dificultad.

Y al igual que Jesús en aquellos tiempos, hoy cientos de hombres y mujeres experimentarán este sentimiento malicioso y carnal, al celebrar la fiesta de Domingo de Tentación, en los arenales de la zona Este, del Sur y en la zona Norte, en sus comparsas, con bandas y todo su colorido particular, y serán expuestos a las veleidades mundanas de las costumbres y tradiciones propias del final del Carnaval.

La segunda tentación fue más fuerte, pues supuso el ofrecimiento del diablo de todos los reinos del mundo, con todas sus "grandezas y maravillas", si se postrase a sus pies y le adorase. Pero Jesús le respondió con sabiduría y certeza que está escrito en el Libro: "adorarás al Señor tu Dios y a �?l solo servirás". En la tercera tentación el maligno le dijo que, se precipitase de lo alto del templo de Jerusalén para que Dios mande a sus ángeles a socorrerle, pues en la Biblia está dicho que "Dios dará órdenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna", y el Hijo del Hombre le respondió: "Dice también la Escritura, no tentarás al Señor tu Dios". Estas tres tentaciones resistidas por el Mesías, nos hacen conocer a un ser triunfador sobre las cosas mundanas. Entre tanto, lo que al parecer ocurre al final de este domingo (obviamente sin generalizar), es que algunos bailarines que regresan excitados y embriagados de la fiesta campestre y callejera, consumen las grandezas y maravillas de los reinos antiguos, en los placeres carnales de comida y bebida, y de lujuria procurada en infidelidad, una tentación consumada ya en los bailes de movimientos suntuosos y excitantes.

La tentación es un sentimiento de presión interna de los malos instintos que los hombres y mujeres sienten en su humanidad y en el transcurrir de sus vidas, y se ven arrastrados por las circunstancias a caer en ella, empero existe la posibilidad de evitarla a través del autocontrol y la compostura sobre los actos, en cuyos comportamientos aparece el respeto a uno mismo y a los otros. No en vano la palabra "tentar" y la frase "poner a prueba" tienen un sentido muy parecido, pues si una persona es expuesta a este peligro, el salir exitoso de ello depende de la toma de conciencia de las grandes consecuencias indeseadas, como la salud corporal malograda, la separación de parejas, la destrucción de matrimonios y el sufrimiento de familias enteras.

Jesucristo sufrió tres tentaciones magnánimas de su enemigo oscuro, después de cuarenta días y cuarenta noches de oración y soledad, y con este ejemplo nosotros podemos franquear las dos tentaciones terrenales (como pecados capitales), solo por un día, el domingo de tentación, al final del Carnaval y en el quinto día de cuaresma.

(*) Comunicador y Educador