"Se aprende a ser madre de un niño normal y de un niño con microcefalia", sentenció en declaraciones a Efe mientras mecÃa a la benjamina en su regazo. "La única diferencia es que Manuelly tiene una hora en la que llora mucho" y "se pone muy nerviosa, agitando los brazos", pero "fuera de eso es normal".
Su declaración se produce en medio del intenso debate generado en Brasil por los grupos que defienden el aborto en los casos de microcefalia, una malformación cuyo número de casos saltó significativamente, y paralelamente junto a los de zika, en los últimos meses.
Las autoridades dicen tener indicios de que varios casos de microcefalia en Brasil fueron provocados por el nuevo virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti y declararon una emergencia sanitaria por la posible relación entre las dos enfermedades.
En la pequeña casa que alquila junto a su marido en el humilde distrito de Sao Mateus, un suburbio al este de RÃo de Janeiro, la madre de 21 años asegura que "el niño no tiene la culpa" de la malformación y que, en su caso, con una niña sana y otra con microcefalia, consigue "atender a las dos" por igual.
Tras dar a luz la pusieron en contacto con la Agencia de Vigilancia Sanitaria de Brasil y le recomendaron la asistencia a un neurólogo, ya que los niños con esta disfunción quedan afectados especialmente en ese campo, pero no le dieron mucha más información, aseguró.
Leticia, que ha tenido que dejar su trabajo de vendedora para atender a su hija pequeña, depende ahora del sueldo de su marido, de 25 años, que se dedica a la reparación de aparatos de refrigeración y aires acondicionados.
Durante el dÃa cuenta con la ayuda de su madre, que se ha mudado para estar con ellos durante más horas, además de trabajar en un turno de noche.
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