Cuentan que las abuelas siempre se preguntan: ¿estos carnavales quién inventaría?? motivando por supuesto la curiosidad de propios y extraños, que vienen a participar o ver la fabulosa Entrada del Sábado de Perigrinación y el Corso del Domingo de Carnaval, donde las agrupaciones folklóricas y los devotos-danzantes lucen sus mejores galas y coreografía para deleite de los visitantes, además con el espectáculo particular que brindan las bandas de músicos.
La participación de los danzarines es absolutamente voluntaria y se vive en un clima de auténtica y fraternal democracia, donde -por así decirlo- moros y cristianos conviven un largo trecho desde noviembre que se da inicio a las actividades preparatorias del Mejor Carnaval del Mundo, que se realiza en Oruro-Bolivia, como un milagro anual y donde más de 50.000 devotos llegan hasta el altar del Santuario a los pies de la Virgen del Socavón, cumpliendo una promesa de bailar tres años seguidos en su honor.
Esta celebración de nuestro Carnaval, único en el mundo, que obtuvo la declaratoria y reconocimiento como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, nos deja un gran desafío para mejorar cada año su presentación y no simplemente reducir el número de bailarines, ni subir el costo de las cuotas y derechos de participación, sino dotar de mayor infraestructura y otorgar la comodidad necesaria a los turistas, frente al incipiente desarrollo del turismo regional; no hay paquetes grandes ni se ofertan tarifas reducidas en hoteles para motivar el viaje de grupos de europeos, norteamericanos y asiáticos que invierten más en turismo, al extremo que los propietarios de sitios de hospedaje prefieren alquilar por el Carnaval a los danzarines de las filiales de las agrupaciones folklóricas que vienen del interior del país y dejar fuera a los turistas.
Vivir el Carnaval en Oruro resulta caro hasta para los propios orureños, porque pese a los anuncios de rebajar el costo de los asientos y butacas, los encargados de la venta no respetaron los precios fijados en el decreto municipal y fueron incrementados, según el pecador ya sea este nativo o extranjero. La "comodidad" no era parte del paquete ofertado, con seguridad y control, en algunos sitios con merienda de medio día y derecho a baño, aunque sí se cobró por la supuesta comodidad sólo para justificar ese pago.
Pretender "ordenar" las graderías 72 horas antes de la Entrada del Sábado de Carnaval es algo que no se pudo lograr y más bien generó un clima de incertidumbre, porque el Municipio al final estuvo obligado a alquilar las graderías de los propietarios de inmuebles que se quedaron sin los metros lineales en la plaza y, donde se resignaron a compartir espacios, por el arbitrario cambio de sistema dispuesto por las autoridades.
La improvisación es mala consejera en cualquier actividad que se precie de ser seria y no se puede cambiar normas y conductas por decreto. Lo que se debe hacer es formar una comisión para encarar con total responsabilidad, dedicación y previo análisis la organización del próximo Carnaval 2017 a partir del mes de marzo de esta gestión, para que los orureños podamos conocer en definitiva si el carnaval deja beneficios para todos o simplemente para las agrupaciones folklóricas, sus dirigentes y algunos sectores de la población, que son un sector cada vez más reducido.
Hasta la fecha no se tiene un informe económico completo, al margen de la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO) a sus afiliados y, dos estudios parciales realizados en el Gabinete de la Facultad de Ciencias Económicas y Financieras de la Universidad Técnica de Oruro, el primero con interesante información y el segundo una buena actualización, sobre el "rendimiento" económico del Carnaval, anunciándose muy de soslayo la participación que tiene la ACFO y el municipio sobre los ingresos por venta de metros lineales en las calles de la ruta de la Entrada y por venta de asientos
La calidad del servicio ofrecido a los visitantes en puestos callejeros de venta móviles de alimentos es pésima y se suma la falta de cuidado y descuido de la mayoría de los locales de expendio de comidas, donde los servicios higiénicos estaban sucios y además eran insuficientes, por lo general adaptados, sucios y faltos de mantenimiento. La gente dejó el ácido úrico en las calles y eso motivó serias protestas de los propietarios de inmuebles en calles aledañas a la ruta del Carnaval, porque pese a existir anuncios sobre la instalación de baños móviles, muy pocos funcionaron y al no existir control la gente prefirió utilizar las arterias adyacentes a la ruta carnavalera.
La venta de bebidas alcohólicas se cumplió con regularidad a pesar de la prohibición y la declaratoria de la Ley Seca en la ruta de la Entrada, por lo que resulta urgente tramitar una norma que establezca la prohibición de la Ley Seca para el día Sábado de Carnaval durante toda la jornada. Esa será una prueba quizá harto-difícil para los propios devotos-danzantes, pero tendrán que cumplirla para expresar su fe ante la Virgen del Socavón y completar su recorrido de casi cuatro kilómetros en su peregrinación, sin tomar "un trago" como ya lo vienen cumpliendo los danzarines de algunas fraternidades folklóricas por decisión de sus directivos que imponen drásticas sanciones.
Si se mejora la infraestructura y existe control adecuado y eficiente podrá mejorar la presentación del Carnaval de Oruro, para que las abuelas dejen de protestar y preocuparse por todo el desorden que genera afectando a sus intereses y además rompiendo la sana convivencia en una ciudad donde en definitiva se perdió la cultura urbana, que obliga a preguntar una y otra vez, ¿estos carnavales quién inventaría??
El Carnaval de Oruro debe significar un beneficio para todos los orureños, estantes y habitantes, no generar protestas por medidas arbitrarias y las autoridades responsables de la organización, presentación y realización, deben dotar de la infraestructura necesaria, por tener en definitiva un espacio donde se pueda ofrecer a propios y extraños la grandiosidad de nuestro Mejor Carnaval del Mundo que se realiza en Oruro-Bolivia, porque nuestra fiesta folklórica-religiosa ya trascendió los límites de la región, el país y del continente al ser Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, por lo que debemos considerar en esa dimensión la responsabilidad que conlleva mantener un patrimonio que exige en definitiva la adopción de serias medidas y acciones efectivas para su preservación y conservación, lejos del snob que pueda generar para sacar pecho y henchirnos de orgullo. Ojalá las autoridades asuman el desafío de organizar con entera decisión y responsabilidad el Mejor Carnaval del Mundo con calidad y excelencia.
(*) Periodista
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