El medio natural del desenvolvimiento del transporte aéreo es el espacio aéreo y para operar en el las aeronaves no pueden prescindir de las instalaciones de superficie. A estas instalaciones se las denomina infraestructura, definida como el conjunto de instalaciones y servicios a disposición de la actividad aeronáutica.
En el concepto convencional asumido como sistema del transporte aéreo, tanto aviones como aeropuertos están subordinados al servicio del pasajero que es la causa del efecto producido en los responsables de construir aeropuertos, de acometer la implementación de instalaciones necesarias para no quedar rezagados y para asegurar su total participación en este gran acontecimiento de la industria del transporte aéreo.
El terminal de los pasajeros constituye uno de los elementos principales del costo de la infraestructura de un aeropuerto. Muchos aeropuertos en el mundo se han construido como genuinos monumentos arquitectónicos al progreso de la aviación nacional e internacional, y los pasajeros se han acostumbrado a una ostentación suntuaria del diseño que escasamente tiene que ver con las funciones que se pretende desempeñe el terminal.
Debe observarse que, según el apartado 37 de Convenio de Aviación Civil Internacional firmado en Chicago en diciembre de 1.944, cada Estado contratante se compromete a colaborar a fin de lograr el más alto grado de uniformidad posible en las reglamentaciones relativas a las características de los aeropuertos y áreas de aterrizaje.
Nuestros principales aeropuertos que arrojan ingresos considerables por concepto de explotación de tráficos del cabotaje e internacional estaban en concesión por 25 años, hasta que fue interrumpida esta concesión y es innegable por simple comprobación visual que no se evidenció un progreso fehaciente en la infraestructura pues maquillajes no cuentan, sobre todo en el aeropuerto de La Paz, que debería asignársele preferencia pues ha servido de punta de lanza y generador de recursos para el progreso y establecimiento de otros aeropuertos en el país.
Es deseable, como sentimiento general que, para cualquier tipo de concesión de administración de aeropuertos, se elija a la institución más preparada y solvente en la administración de aeropuertos y en Bolivia las hay, tal es el caso de Aasana, que cuenta entre sus técnicos y niveles de mando medio y superior con material humano con probada experiencia de largos años de formación y de actuación idónea y responsable en el medio. Por otro lado, es tiempo de confiar esa importante administración de aeropuertos a nuestras instituciones y evitar la concesión a grupos empresariales que no albergan el interés nacional de un mejoramiento estructural y continuo de nuestros aeropuertos, correspondiendo así a la característica inequívoca de Bolivia en su naturaleza de país eminentemente aeronáutico.
(*) Es Abogado Corporativo, Postgrado en Derecho
Aeronáutico y Arbitraje y Conciliación
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