Cumplido el rito demostrativo de fe de los miles de danzarines devotos de la Virgen del Socavón, durante el Sábado de Peregrinación, los días siguientes son para la diversión carnavalera, aunque no todo lo que viene se circunscribe a ese hecho, lo que falta tiene que ver con arraigadas costumbres que los mismos danzarines y familiares cumplen con marcado respeto a tradiciones, en las que se destacan reverencias a mitos pétreos, parte de la mitología andina, que están ligados igualmente a reconocer a una bella ñusta como la Virgen del Socavón.
Pasado el domingo de Carnaval, en el que se observa un pequeño cambio en la presentación de los grupos folklóricos, pues sus danzantes dejan las máscaras y se presentan de vivo rostro ante el pueblo que observa a los protagonistas del maravilloso espectáculo callejero.
La denominada entrada de Carnaval, sirve también para que alegres ciudadanos de manera individual o en grupos de eventual formación se sumen a los del Carnaval y muestren facetas de buen humor, algunas satirizando de manera especial a los políticos y alguna autoridad, lo que muestra otra forma de expresión de la comunidad en tiempo de Carnaval.
El lunes de Carnaval permite a los conjuntos folklóricos acercarse una vez más a la Virgen del Socavón en ceremonias religiosas, la misa tradicional y un recorrido fuera del templo por "arcos" preparados con brillante platería, flores y aguayos (tejidos nativos), para terminar en la explanada próxima al templo donde realizan una maravillosa demostración coreográfica y hasta ofrecen una pieza de teatro costumbrista con el denominado "relato" de la diablada, con participación teatralizada en la que actúan Satanás, Lucifer, el Arcángel Miguel, las diablesas y siete danzarines representando a los siete pecados capitales. Otros grupos deleitan con su coreografía a propios y extraños en una jornada del día completo.
El martes de "Challa", es un día de reverencia a la "Pachamama", la Madre Tierra, se trata de un rito pagano, pero con mucho arraigo en toda la población entre los mismos danzarines que adornan sus casas, vehículos y negocios, con despliegue de serpentinas, mixtura, petardos, globos y vino y alcohol para regar en sitios de acceso a las viviendas. Se complementa la costumbre con platos especiales de la gastronomía orureña y una buena dosis de bebidas alcohólicas.
El Carnaval en Oruro, no acaba el martes, aunque en el calendario así debería ser, el miércoles tiene un movimiento especial de mucha gente que visita varios sitios de la ciudad donde se reconoce la existencia de ancestrales mitos pétreos, como el sapo, el lagarto, la víbora y las hormigas, convertidos en tales figuras de piedra por la ?usta que salvó a Oruro de esas plagas enviadas según la mitología por el Dios Huari. Que hacen los ciudadanos ante esas figuras, pues piden ayuda, y ofrecen challa, se trata de otro ritual costumbrista que está enraizado en la tradición carnavalera, como parte de esa simbiosis exclusiva de Oruro en que se mezcla religiosidad y paganismo, uniendo en su efecto, la devoción a la Virgen del Socavón, aún en los días de abierta diversión.
Estos son hechos sintetizados de una cadena de actos que se cumple inexorablemente, en Oruro, la Capital del Folklore de Bolivia y cuyo Carnaval es reconocido como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Si permanece en Oruro hágase parte de estos hechos, casi todos tienen carácter público y cada orureño será su mejor anfitrión.
Fuente: LA PATRIA
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