Bailando con fe y devoción para la Mamita del Socavón

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Una mujer llamada María aceptó humildemente el encargo del Creador, aunque sabía que se exponía a habladurías, a una vida de sacrificio y a muchas otras dificultades, asumió el reto de llevar en su vientre al Salvador de la humanidad, por esa y muchas virtudes es que se la reconoce como la Madre de hombres y mujeres que habitan la Tierra.

Cada pueblo, dependiendo de su cultura y de las manifestaciones propias de su imaginario, tiene su concepción de lo que la figura de María representa en las vidas de las personas que lo componen, para muchos es un ser de luz, celestial y milagroso, y se le conoce bajo diferentes advocaciones como Virgen de la Candelaria, de Guadalupe, de la Asunción, de la Concepción, la Dolorosa y otras.

Asimismo, cada habitante del planeta expresa su fe y devoción a su manera, según la educación, las costumbres, la fe, la cultura que formó parte de su vida desde su nacimiento.

María es conocida en este ambiente como Nuestra Señora o Virgen del Socavón, ya que la imagen fue hallada dentro de un socavón, pintada con la técnica del fresco; su hermosura cautivó a los habitantes de esta alta tierra, quienes decidieron rendirle honores a través de la danza, la cual se convirtió en una sacrificada peregrinación que en la actualidad, por su fastuosidad, por su magnificencia, por su belleza y misticismo, convoca a propios y extraños, personas que llegan a Oruro desde diferentes rincones del mundo a presenciar semejante espectáculo.

Los orureños con cariño llaman a la Virgen María, Mamita del Socavón y al igual que a una madre la aman y veneran, por lo tanto, se preparan con anticipación, elaborando sus trajes o mandando a confeccionar los mismos con artesanos que plasman en la tela sus ideas, dando como resultado verdaderas y maravillosas obras de arte.

Los danzantes ensayan cada domingo, desde el mes de noviembre, para ofrecer el mejor espectáculo, que, aunque lo presencian miles y miles de almas, en realidad está dedicado a la Mamita Candela; el marco musical está dado por profesionales que forman bandas de metales y ponen todo su sentimiento en la interpretación de cada melodía, muchas veces creadas especialmente para acompañar la peregrinación.

Este acto de fe se efectúa el Sábado de Carnaval y se denomina Entrada, porque los danzarines, después del arduo recorrido entran al Santuario del Socavón para culminar rendidos y de rodillas ante la imagen de la Santa Madre de Jesús, muchas veces prometiendo regresar año tras año para rendirle pleitesía y agradecer los favores recibidos.

Al día siguiente, en el Domingo de Corso se verifica lo que sería el Carnaval en sí, pues los danzantes ya no entran al Santuario y dan rienda suelta a su algarabía, a su entusiasmo y además ch´allan sus trajes, los adornan, ya que al año siguiente estrenarán otros, elaborados especialmente para honrar a la Virgen morena del Socavón.

La devoción de los ciudadanos de este rincón boliviano es tal que se erigió un monumento en honor a María de la Candelaria, en el cerro Santa Bárbara, considerado uno de los más grandes e imponentes edificado en América, cuya explanada sirve de mirador, desde donde irradia su luz y bendición a quienes habitan la tierra de los Urus.

LA PATRIA, respetuosa de las tradiciones, costumbres y sobre todo de la cultura del pueblo que le cobija, no podía quedar indiferente a esta manifestación de fe y devoción, por lo que a manera de honrar a Nuestra Señora del Socavón se adhiere al espectáculo a través de esta publicación que se hizo con el cuidado de investigar el origen de cada conjunto o fraternidad, y el porqué de su existencia.

En esta oportunidad hacemos énfasis en la coreografía, la danza, los pasos que utilizan los bailarines para efectuar su peregrinación hacia el Santuario, para que se entienda toda la simbología, el misticismo y la realidad de lo que encierra este majestuoso espectáculo.

Para la presente publicación recibimos la gentil colaboración de artistas orureños, afiliados a la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP), filial Oruro, quienes crearon pinturas para ilustrar las páginas en las que va plasmado el homenaje a la Virgen, de cada periodista que realizó su investigación y la hizo pública a través de la revista que nuestros lectores tienen ahora entre sus manos. Para todos y cada uno de estos virtuosos de la plástica va nuestro reconocimiento y profundo agradecimiento por su apoyo para hacer que este material de consulta y de colección sea más llamativo.

Queremos como siempre que esta revista sea del agrado de nuestros lectores y les haya satisfecho enteramente, entonces, el esfuerzo realizado por el equipo de redactores, editores y dirección quedará recompensado sobremanera.

Atentamente,

Ximena Miralles Iporre

Directora de LA PATRIA

Fuente: LA PATRIA