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Jueves 04 de febrero de 2016

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Ecológico Kiswara

Editorial

Una cuestión de subsistencia

04 feb 2016

Fuente: LA PATRIA

En nuestras sociedades el sexo es considerado un tabú, una cuestión que no debe ser tratada públicamente, es más, algunos sitios bloquean o anulan el acceso cuando detectan la palabra, es como un virus o algo peor.

Sin embargo, en el mundo animal y aunque a los humanos nos incomode, es una cuestión de subsistencia, pues los animales se aparean para reproducirse y perpetuar la especie, de lo contrario podrían desaparecer.

En el reino animal, cada especie tiene maneras, ciclos, rituales, distintos de apareamiento, según sus propias características, sea de adaptabilidad al ambiente, del tamaño máximo que alcanzan a crecer, del tiempo de vida que poseen, pero todas tienen una temporada para aparearse, no obstante, se ha demostrado que hay especies que lo hacen por placer, inclusive tienen técnicas y prácticas masturbatorias.

Algunos animales incluyen en sus rituales de cortejo el enfrentamiento entre machos, pues sólo el más fuerte sobrevivirá y ganará el derecho de aparearse, mientras que los más débiles tendrán que hacerse a un lado y morir en la soledad. También especies monógamas que se quedan con sus parejas hasta el final de sus días, ayudando a cuidar sus nidos y de sus crías.

Las hembras de algunas especies no son muy bonitas, sólo deben ser receptivas, pero son ellas quienes eligen al macho que podrá perpetuar la especie, por lo que los machos suelen ser mucho más llamativos y estéticamente más atractivos, pues deben lucirse ante las hembras para ser elegidos y poder aparearse.

Lo contrario ocurre con los humanos, que si bien procrean, no puede considerarse lo que hacen como una etapa de apareamiento, pues no sólo se unen para engendrar, sino que pueden hacerlo por mero placer y también controlar la natalidad de sus hijos con diferentes métodos anticonceptivos, sean naturales o no.

Otra gran diferencia entre las mujeres y las hembras es que las segundas tienen un ciclo estral (celo), es decir que se presenta en determinadas etapas del año, por lo general una o dos veces, y suele darse en la época de calor, que es cuando el clima se presenta propicio para la supervivencia de las crías. Las mujeres en cambio tienen un ciclo menstrual, es decir, que ovulan cada mes y puede embarazarse en cualquier momento del año, se dice que existen etapas en las que están más receptivas y su cuerpo más apto para engendrar, sin embargo ese dato no está comprobado científicamente.

Muchas veces los humanos nos incomodamos cuando vemos animales copulando, sobre todo a los perros, en plena vía pública, pero debemos pensar que eso es natural y hasta esencial para la supervivencia de las especies.

Más bien, deberíamos mantenernos al margen porque la manipulación genética y la inseminación artificial pueden provocar un desequilibrio en la naturaleza y llevarnos a la destrucción, sin el ánimo de ser fatalistas.

Fuente: LA PATRIA
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