Jueves 04 de febrero de 2016
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Hay una comprobación irrefutable: En los países dominados por el neopopulismo -algunos lo llaman ´socialismo del siglo XXI´- hay graves crisis e, inclusive, sufren la amenaza del hambre. Es cierto que la situación de muchos -entre ellos los productores de hidrocarburos como Venezuela, Ecuador y Bolivia- se ha agravado por la inédita baja en la cotización del petróleo. Lo que preocupa es que estos gobiernos, cuando hubo la bonanza por los altos precios de los commodities, no tomaron las medidas adecuadas, confiados en que las buenas cosechas se prolongarían para siempre.
Por supuesto que no es posible culpar a los productores de las materias primas por la baja de los precios; pero cuando se trata de países monoproductores, la responsabilidad está en no haber aprovechado los enormes ingresos percibidos en la buena época para diversificar la producción exportable.
Prefirieron, en el afán de expandir su influencia, gastar grandes sumas de dinero. Se afirma que el régimen venezolano, desde la asunción al poder de Hugo Chávez, ha financiado, a costa de la empresa petrolera Pdvsa, candidaturas y ha contribuido para apuntalar gobiernos en quiebra y regalar petróleo -los precios subvencionados son, en este caso, regalos disfrazados. Ninguno de estos regalos sirvió para impulsar el desarrollo. Y lo peor fue para el donante, Venezuela, que ahora sufre la crisis más aguda de su historia.