Verdadero culto y verdadera devoción

La corresponsal de una cadena televisiva internacional, en una presentación que hizo hace poco sobre los preparativos del Carnaval de Oruro 2016 afirmaba que en el mismo, «los diablos adoran a la Virgen del Socavón y adoran al Tío de la mina».

La expresión adorar, en la Revelación cristiana sólo se aplica al Dios Verdadero. Año tras año, en los medios escritos y en la narración del Carnaval, los escritores y locutores tienen expresiones similares. ¿Desconocimiento religioso? ¿Convicción? ¿Malicia?

La devoción a María Santísima está profundamente enraizada en el alma de los países latinoamericanos, sus más notables santuarios católicos están dedicados a María que reina desde ellos en nuestro pueblo. Así está de profunda en el corazón del pueblo.

"Se suele entender por catolicismo o religiosidad popular la forma de catolicismo de las mayorías insuficientemente evangelizadas, aun no bien integradas en las estructuras y normas oficiales de la Iglesia� Lo propio del catolicismo popular es la síntesis entre catolicismo y cultura (especialmente cultura popular)" (Nuevo Diccionario de Mariología).

El culto mariano es necesario para la salvación, pertenece a la sustancia misma de la Religión Cristiana, y este culto debe ubicarse como María misma en el Plan salvador de Dios. La meta del culto mariano es el mismo Jesucristo: en María todo es relativo a �l.

Por eso la liberación más importante es: «liberar al hombre del círculo diabólico del egoísmo para abrirlo a la adoración a Dios». Para adorar a Dios hay que desembarazarse de toda forma de idolatría, de ahí que el culto mariano no se basa "en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes" (Lumen Gentium, 67).

La auténtica devoción a María conduce a la conversión, a dejarse transformar por la Palabra de Dios bajo la fuerza del Espíritu Santo. Una devoción que no busca hacer el Plan de Dios en la vida de cada uno no es cristiana sino diabólica.

Mons. Boaventura Kloppenburg OFM, uno de los más esclarecidos obispos en Latinoamérica «luchó siempre contra la confusión religiosa» provenientes del sincretismo religioso y otras corrientes religiosas, como la masonería, el reencarnacionismo, el espiritismo. Afirma que el mundo sacral latinoamericano es un mundo «cósmico, fatalista, sacramentalista, devocionalista, milagrero, santerista, ritualista, pseudomesiánico, individualista, contractualista y sincretista». Este mundo sacral mezcla con facilidad doctrinas y prácticas provenientes de otros cultos.

Por una parte hay quienes, por ignorancia o por exceso, atribuyen a María Santísima una cualidad divina. El culto verdadero reserva la adoración para Dios solo, �l «no quiere que el culto de adoración le sea tributado a las criaturas por eminentes que sean, como su Madre Santísima» (Amor a la Sabiduría Eterna, 172).

Otros -en su afán de servirse de cuanto les sea útil para sus propios fines- han buscado, y buscan instrumentalizar también el culto mariano, así, la ideología ecofeminista pretende derrumbar los dogmas tradicionales marianos de la fe cristiana, despojando a la Madre de Dios de todas sus prerrogativas, títulos, e incluso de sus virtudes naturales y sobrenaturales, hay quienes califican a la Madre de Dios como «una impostora que oculta detrás de su imagen, otras deidades femeninas aplastadas por el cristianismo».

Los mártires de los primeros siglos, lo fueron por negarse a tributar adoración a los ídolos paganos. Hoy también hay quienes buscan maliciosamente convertir los santuarios marianos en lugares de culto idolátrico sincretizándolos con los ídolos paganos como el Tío de la mina, la Pachamama, Buda, Shiva y otros. Cualquier intención de querer utilizar los templos católicos para encuentros o celebraciones interreligiosas es contraria a las enseñanzas de la Iglesia y una blasfemia ante Dios.

"Otros muchos fenómenos típicos de nuestro tiempo constituyen una real amenaza para los cristianos, a saber: el paganismo dentro de la misma Iglesia, la abominación de la desolación puesta en el lugar santo (Mc 13, 14)" (Joseph Ratzinger). Instalar el culto pagano en el lugar santo, es la "abominación de la desolación", que es el culto de Satanás mismo.

En la piedad del catolicismo latinoamericano hay religiosidad pero sin convicciones profundas, hay piedad pero con mezclas supersticiosas. Hay elementos aprovechables, pero éstos, tienen que conducir a vivir lo que cree, unir la devoción con el testimonio de vida, en definitiva, a superar la tan cacareada dicotomía entre la fe y la vida.

(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total

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