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Sábado 23 de enero de 2016

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Revista Tu Espacio

PEDIATRÍA

Así son los bebés nerviosos

23 ene 2016

Fuente: www.crecerfeliz.com

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Al contrario que los niños tranquilos, los nerviosos no paran, son incansables y difíciles de consolar y no les gustan los cambios ni las caras nuevas.

Resulta complicado ajustarlos a un horario de sueño y alimentación, porque no son nada regulares. Cuando les entra hambre o sueño, lloran con intensidad y no se calman hasta satisfacer su necesidad.

Tienen el sueño muy ligero y se despiertan varias veces durante la noche. Una prueba evidente de que están siempre tensos es que cuando duermen mantienen los puños cerrados con fuerza (es algo que les pasa a todos, pero solo en las primeras semanas).

¿Tu hijo es un bebé nervioso? ¿No sabes cómo tratarle para que se sienta a gusto, llore menos y sonría más? ¿Estás agotada y a veces te desesperas? Para poder entablar una buena sintonía emocional con él, tienes que hacer tres cosas.

La primera ya la estás haciendo, y muy bien, que es quererle mucho. La segunda medida, a la que ya nos hemos referido antes, radica en aceptarle tal y como es y en convencerte de que tu hijo no es ni mejor ni peor que los demás niños, sino solo un poco más difícil de criar. La tercera pauta consiste en no sentirte culpable ni responsable del temperamento de tu bebé.

Estos sentimientos negativos pueden hacerte pensar que no eres una buena madre, lo que a su vez te creará ansiedad, y cuanto más ansiosa estés tú, peor se comportará tu hijo y más difícil será que os entendáis. Así que ya sabes: aunque te cueste, mantén la calma y sigue los tres consejos anteriores.

LA CONVIVENCIA, MÁS FÁCIL

Una vez creada la base para entablar una buena relación con tu pequeño, hay muchas medidas que puedes tomar que te facilitarán el día a día con él:

Adelanta tu reloj un cuarto de hora. Así, aunque tardes en arreglar a tu pequeño y salir a la calle con él, llegarás con tiempo a los sitios, no te pondrás nerviosa y evitarás contagiarle tu inquietud.

Intenta ser muy rutinaria con él. Las rutinas le ayudarán a anticiparse a lo que viene a continuación, lo que le hará sentirse más seguro. Y cuanto más seguro se sienta, menos nervioso se pondrá.

Tal vez puedas anticiparte a sus necesidades de comida y descanso. Ten siempre algo de comida preparada (tarritos, papillas en tarrinas o en briks...) y la cuna lista para echarle al menor síntoma de cansancio. Así te ahorrarás más de una rabieta.

No le des de comer cada vez que llora (puede ponerse muy gordito). Cuando llore y no logres averiguar qué le pasa, mételo en el portabebés y sal a pasear o ponte a hacer las tareas de la casa con él pegado a tu pecho. El contacto físico con la madre tiene un sorprendente poder sedante para los bebés.

Procura que haga ejercicio todos los días (¡más aún que el que ya hace pataleando y dando manotazos!). En casa, anímale a jugar con la manta de actividades y si es mayorcito, sácale a la calle para que se desfogue jugando en el parque.

Fuente: www.crecerfeliz.com
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