Miercoles 20 de enero de 2016
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¡Cada vez son más bufas las campañas! Parece que fueran parte del folklorismo con que se rinde culto al dios Momo. Este año, el febrero que viene de mano con la "estrategia envolvente" (léase referéndum), comporta dados cargados y cartas bajo la manga; con actores que, a diferencia de aquellos, profesan culto al despelote. "El carnaval del mundo engaña tanto?".
Por permanecer en el trono, los cabecillas de la comparsa están dispuestos a vender su alma al diablo, si aún la tuvieran y existiera el diablo, claro está. ¿Cuánta cosa estará en juego? ¿O qué es lo que defienden así con uñas y dientes? No se sabe, pero la actitud compulsiva genera sospechas. Cuanto más se empeñan en atribuirse logros tanto más resalta, de contrapeso, la corrupción que los devora, con nombres y cifras al detalle.
El otro día se exhibió sin asco una ignorancia colosal. Como se recordará, el señor Carlos Mesa dijo que sin las etapas democráticas previas, el Estado Plurinacional no hubiera sido posible. Y dejando de lado al delegado itinerante en la causa marítima, el historiador precisó: "Morales le debe a Sánchez de Lozada mucho más de lo que él mismo se atreve a reconocer". La apelación correctiva es innecesaria; con o sin contexto, así suelta, sueltita, es una verdad histórica irrebatible.
Pero estalló en la jungla como una bomba. La reacción virulenta no se dejó esperar. Y no obstante, el historiador observó cautela y prudencia. La horda enfurecida es peligrosa. Para enfrentarla había que tener pasta de héroe o de mártir. De darse el caso, la respuesta indignada habría sido distinta. Sin embargo, dos cosas fuertes había expresado antes Mesa: la politización del tema marítimo en que estaba incurriendo el gobierno y su desacuerdo con la re postulación del binomio.