Identidad de género: "un crimen contra la humanidad"
19 ene 2016
Germán Mazuelo Leytón
Desde hace unos años, han irrumpido unos términos acuñados por los promotores de las ideologías, liberal, laicista, marxista, comuno-progresista, feminista, relativista
Así se ha esparcido como reguero de pólvora la expresión denominada ideología de género, producida ésta, desde el feminismo radical, y partiendo de la tesis de que la mujer ha sido explotada por el hombre a lo largo de la historia mediante la imposición de roles y estereotipos sociales totalmente injustos y arbitrarios que la han mantenido apartada de la vida pública, privada de derechos y recluida en el ámbito familiar.
La ideología de género, logró imponerse a nivel mundial a partir de la tristemente famosa Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995, celebrada en Beijing (Pekín): en la que los lobbies consiguieron imponer a los países miembros el compromiso de incorporar la «perspectiva de género en todas sus políticas y medidas legislativas» -como lo explana María Lacalle- y es en esa cumbre que ante la confusión generada por las propuestas, muchos delegados solicitaron a la directiva de la Conferencia patrocinada por la ONU una clarificación de esa perspectiva nueva. Emergió entonces una perturbadora definición: El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo.
La novedosa interpretación del término género, tuvo además el acotamiento siguiente: El sentido del término género ha evolucionado, diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio.
Quedaba claro pues que los partidarios de la perspectiva de género proponían algo mucho más temerario como, por ejemplo que "no existe un hombre natural o una mujer natural, que no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un sólo sexo, ni siquiera en la vida psíquica. Es desde entonces "una de las prioridades transversales del gobierno mundial".
Es obvio que detrás de esa expresión se esconden una ideología y una agenda, promovidas rabiosamente, principalmente por las feministas de género y otros lobbies, imponiéndose en las leyes y las políticas de los estados, en tres ámbitos legislativos clave: la identidad personal, la familia y la educación, las leyes antidiscriminatorias y de derechos sexuales y reproductivos son sus mejores armas para destruir el orden natural, ya que, la vida moral del hombre no se guía tanto por las leyes de la naturaleza, sino por la ley natural que es distinta de aquellas. La ley natural trasciende las leyes de la naturaleza y se eleva sobre ellas tanto como la persona humana supera cualitativamente todo el mundo de los seres no-libres. Por tanto, en el mundo de los hombres, la aplicación concreta de las leyes de la naturaleza está siempre subordinada a la guía superior de la ley natural, es decir, de la moral. Y así como es posible conocer las leyes de la naturaleza, es también posible conocer la ley natural, que obligue ciertamente a las personas humanas en conciencia. (El matrimonio en Cristo, P. José María Iraburu).
"Según la Ley Natural, el Estado tiene el deber de mantener la moralidad pública. Esto no significa que el Estado debe hacer cumplir la práctica de cada virtud y proscribir la práctica de cada vicio, como supuestamente procuran los ayatolás de hoy. En cambio, significa que, al legislar en materias morales, el gobierno debe decidir cuando algo afecta directamente al bien común, y entonces legislar así para favorecer la virtud y obstaculizar el vicio" (Acción Familia, En defensa de una Ley Superior)
Empero, como si la naturaleza humana fuera inexistente, esta identidad de género no solamente se abre camino, buscando y patrocinando la aprobación de leyes contrarias a la Ley Natural, sino que se impone mediante una agenda ideológica colonizadora, una ideología igualitarista, que conlleva todo tipo de males sociales de consecuencias imprevisibles, una ideología subversiva, promovida por las Naciones Unidas y corrientes afines en busca de un Nuevo Orden Mundial.
El cardenal Robert Sarah afirma que En nombre de la libertad y la igualdad, las batallas ideológicas de género obedecen a necesidades individualistas y subjetivistas que tienen como objetivo organizar la sociedad sin tener en cuenta la diferencia sexual. Los técnicos de esta teoría y el poderoso lobby, que están luchando a favor de una falta de diferenciación de los sexos -que ellos llaman "la neutralidad sexual"? Trabajan para desmantelar lo que ellos llaman el "sistema binario" hombre-mujer. "Un crimen contra la humanidad" (Prólogo al libro de Marguerite A. Peeters, "Il Gender, Una questione politica e culturale").
El matrimonio y la familia son anteriores al poder político, y éste tiene la obligación de respetarlos en su estructura humana universal.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
german_mazuelo_leyton@yahoo.com.
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