Domingo 17 de enero de 2016
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El diario de la vida de un hombre, por definición, no debe publicarse mientras exista su autor. Si yo lo hiciese, infringiendo este principio, cometerÃa un suicidio, pues los aludidos en sus páginas no me perdonarÃan la existenciaÂ? Tampoco quiero que se publique inmediatamente después de mi muerte, porque, entonces, mis pobres hijas sufrirÃan las consecuencias de un hecho en el que no tuvieron intervención alguna. Y serÃa criminal colocarlas en este trance. Por otra parte, tampoco serÃa conveniente que, muy jóvenes, conozcan ellas la intimidad de la vida de su padre. En cambio, cincuenta años después de mi muerte, habrán desaparecido las gentecillas que pasan como sombras por estas páginas, y el dolor y la vida habrán macerado ya el alma de mis hijas.
Alcides Arguedas DÃaz. La Paz, 1879 - 1946. Escritor, polÃtico e historiador