Su existencia data de hace 3.000 años antes de Cristo
Â? Por: Dehymar Antezana - Periodista LA PATRIA
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Si bien en el lugar existe una cantidad innumerable de cráneos y osamentas humanas momificadas por todos lados, no es precisamente la escena de una historia de terror que dejó una dictadura o el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial.
Es todo lo contrario, es un lugar milenario, enigmático, misterioso, único, lleno de interrogantes y respuestas a la vez que solo el tiempo y los estudiosos en arqueologÃa o antropologÃa podrán descifrar. En sus ruinas, tejidos, cerámica están una serie de mensajes que se tardarán en descubrir, pero la ciudad denominada como "perdida", está allÃ.
SÃ, está en el departamento de Oruro, municipio de Salinas de Garci Mendoza a 229 kilómetros al Sur de la urbe orureña. Aquel sitio extraño, se llama Alcaya y está próximo al salar y el volcán Thunupa.
Se han escuchado una diversidad de historias sobre este sitio, entre ellas leyendas y cuentos que pasaron las fronteras del tiempo, mediante la transmisión oral. En la actualidad, son sus distintos guÃas quienes se encargan de difundirla cada vez que llevan a los visitantes por sus diferentes pasillos.
Elvis Alanez Janco es uno de los guÃas, quien con agilidad fÃsica subió cada uno de los peldaños que llegan hasta la cima y luego descienden para volver a la comunidad que está al pie de los cerros, Panturrani y Taypi Qollu.
Según la leyenda que contó, Alcaya fue edificada solo cuando existÃa la Luna, sin embargo, al momento que el Astro Rey se apoderó del firmamento, todos sus habitantes se ocultaron donde pudieron y murieron en el interior de los huecos que habÃa entre las rocas de las montañas.
Desde ese entonces permanecen allÃ, en medio de catacumbas rústicas y por todos lados, osamentas momificadas, cráneos en la misma condición que sobreviven al paso del tiempo.
ALCAYA
Para llegar a Alcaya, primero hay que arribar a Salinas de Garci Mendoza, luego seguir en vehÃculo durante unos 15 a 20 minutos hacia el Oeste. Allà se encuentra la comunidad, sus habitantes son muy hospitalarios y dan la bienvenida al turista. Se organizaron por turnos, para administrar el albergue transitorio como el museo que está en ese sitio.
Nuestro guÃa Elvis se encargó del paseo por el misterioso mundo de las ruinas de Alcaya. Para conocer en su integridad se deben subir los escalones. A los pocos metros se observa un cráneo que está a vista del visitante. Algunos creyentes suelen colocarle un cigarro a la altura de la boca y otros le echan algunas hojas de coca, es para pedir permiso para ingresar a su sitio sagrado, dicen.
La gran parte de esas construcciones rústicas son piedras planas colocadas unas sobre otras. En la parte superior, existe un cuadrado, que a simple vista se podrÃa deducir que es la ventana de la construcción, sin embargo, es la puerta de ingreso a esas edificaciones.
Los habitantes de Alcaya solÃan colocar las rodillas al ingreso de sus rústicas viviendas, que con el tiempo se fueron hundiendo, como si una gota constante de agua darÃa forma a la roca.
En el trayecto se observan más cráneos, chullpares, osamentas momificadas en medio de sus tejidos nativos, cerámica, instrumentos musicales, utensilios hasta llegar a un sector donde está el ara, un altar donde se hacÃan los sacrificios a sus dioses para prosperidad y buena cosecha.
CEMENTERIO
La ruta continúa como si uno se dirigiese al cielo. El guÃa dice: "Este sitio es conocido como el cementerio", es una planicie pequeña donde se observan varias rocas planas que tapan agujeros en la superficie. Lo que sorprende es que al desprender esas rocas de sus sitios, se observan en el interior momias y más cráneos. Al estar allÃ, una fuerte brisa irrumpió. Era como si las almas de esos cuerpos momificados quisieran comunicarse con los ocasionales visitantes.
Elvis afirmó que durante la vigencia de esa cultura milenaria no se conocÃa el dinero, por el contrario la forma de supervivencia y economÃa se lo hacÃa mediante el trueque, además que los habitantes de esa cultura comercializaban la sal del Thunupa, muy requerida por los pueblos vecinos que llegaban hasta allà para lograr ese elemento indispensable.
Asimismo, ellos poseÃan ganado y se encargaban del cultivo de la tierra. Elvis, el guÃa afirmó que estaban organizados por estratos sociales. Los más ricos vivÃan en lo más alto de la montaña, los de clase media en la parte media y los de clase baja al pie del cerro. Los ricos de los pobres se diferenciaban por la cantidad de ganado y tierras que tenÃan.
Aquel hecho motivó a la comunidad a colocar protectores para evitar el saqueo. Pese a esa situación estas ruinas mantienen su encanto, solo se las aprecia cuando uno está allà en contacto directo con el misterio y el enigma. Alcaya aún es la interrogante de una cultura que debe dar muchas respuestas a la existencia del hombre.
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