Ni duda cabe, nuestro país como otros de la región, sufrirá el impacto negativo de la disminución de ingresos por el rubro de exportaciones de materias primas, un factor predominantemente clave para sostener la economía nacional bajo las condiciones de alta dependencia de la producción y venta de las materias primas no renovables, en el caso boliviano, hidrocarburos (gas) y los minerales.
A diferencia de algunos países vecinos que pueden diversificar de algún modo sus sistemas productivos y ampliar sus ítems de exportación, nuestro país se mueve administrativamente al ritmo de las ventas de commodities y sujeto a los precios que rigen en las pizarras de los mercados externos.
Lo que ha sucedido en los pasados meses es un duro golpe a nuestra economía y aunque se quiera minimizar el impacto con algunas opciones de juego que se manejan en la cartera de finanzas, lo cierto y evidente es que los precios bajos del petróleo y el caso del gas en nuestras exportaciones, además de la reducción en la venta de minerales, restará un alto porcentaje en el flujo económico que se consideraba muy seguro y de garantía plena para soportar los altibajos que produce la presión de las grandes potencias cuando mueven los negocios en función a sus intereses.
Esas "jugadas" en el tablero de la economía mundial tiene sus consecuencias para los países de economía dependiente, como la nuestra, aún así exista por debajo un buen "colchón" de soporte, que dicho sea de paso, también sufrirá un bajón en su optimista y orgulloso ritmo de crecimiento hasta hace algunos meses atrás.
Es importante abordar el tema, toda vez que el Gobierno reconoció recientemente y lo hizo de manera pública, "que en el último año y medio las Reservas Internacionales Netas (RIN) disminuyeron en una proporción de 2.000 millones de dólares, resultado de la caída del valor en los precios de las materias primas y el impuesto a la Venta de Moneda Extranjera (Ivme)". A diciembre del 2015, según datos oficiales, las RIN sumaban 13.055,9 millones de dólares.
El Gobierno ha dispuesto mediante medidas oficiales, decretos y/o fideicomisos apoyo financiero para sectores estratégicos, el caso de hidrocarburos y minería, también a los sectores productivos agropecuarios, ganaderos y manufactureros, con lo que se espera paliar la crisis que confrontan esos sectores.
Según otros datos fehacientes, en 10 meses del año pasado, las exportaciones del país registraron un déficit que alcanzó los 3.580 millones de dólares, demostrando este dato que las importaciones nacionales superan nuestras exportaciones, produciendo un fuerte desequilibrio comercial, que se estima pueda ser corregido en la nueva gestión, cuando mejore el ritmo productivo de algunos sectores estratégicos.
Los estrategas del ente emisor boliviano, el Banco Central, anunciaron algunas medidas combinadas, como la inyección de liquidez al mercado económico y a la vez la disminución de las tasas de interés en el sistema financiero, lo que evita cualquier proceso devaluatorio y se mantendrá el tipo de cambio vigente del dólar.
Pero al margen de esas explicaciones y la aplicación de ciertas medidas, lo que sugieren entendidos, expertos y analistas económicos, es que el Gobierno asuma la responsabilidad de controlar nuestra "economía blindada", a través de políticas de ahorro, previsión, pero sobre todo de austeridad en el gasto público, pues se trata de un tiempo en el que el dinero del pueblo debe ser cuidado y su gasto debidamente programado, para fines sociales y no en proyectos suntuarios que pueden ser postergados para otro tiempo.
Fuente: LA PATRIA
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