Miercoles 13 de enero de 2016
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Editorial y opiniones
El verdadero comunista no asesina, mata en defensa propia
13 ene 2016
Adhemar Ávalos Ortiz
Se ha vuelto costumbre el acusar a los comunistas de los peores crímenes de la Humanidad cuando el verdadero pensamiento de Marx, ?ngels y Lenin se revela contra ellos. En el "Manifiesto Comunista" se señala una lucha concreta frente a los desmanes del régimen capitalista y en un solo párrafo se expresa: "Se acusa también a los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad. Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen". Sería muy largo hablar en detalle sobre el Manifiesto, simplemente basta con referirse al prólogo de Lenin: "En esta obra está trazada, con claridad y brillantez geniales, la nueva concepción del mundo: el materialismo consecuente aplicado al campo de la vida social, la dialéctica, como la doctrina más completa y profunda del desarrollo?".
¿En este discurso dónde encontramos la violencia de un supuesto ser perverso que lo único que hizo fue luchar por los derechos de las personas? Cuando no se quiere entender no habrá fuerza que te obligue porque estás doblado por la ignorancia dogmática que es más cruel que la otra. Al final si no sabes puedes aprender, pero si no lo quieres no habrá poder ni divina providencia que te obligue y continuarás en la ignorancia. Marx era una persona que a pesar de su enorme esfuerzo intelectual pasó hambres y si no hubiera sido por la ayuda de ?ngels hubiera muerto mucho antes y toda su familia incluida. No solamente produjo "El Capital", inconcluso como erradamente se piensa. También escribió otras obras de genialidad política solamente comprensibles en su contexto: "La Guerra Civil en Francia de 1848 a 1850", "La Guerra Civil en Francia", "La Miseria de la filosofía", entre muchas otras. Si un político o historiador quiere entenderlas en la situación actual estaría muy equivocado. Hay que regresar al pasado, leer mucho y entender demasiado lo que escasea en los historiadores actuales. Solamente entienden lo que creen que es bueno para sus mentes.
Lenin siempre vivió frugalmente. No gozó de los frutos del poder porque no le interesaban. Simplemente quería transformar al Mundo. El autor visitó su pequeña oficina del Kremlin, en el Palacio de los Zares, y su casa de campo. Representaban el ejemplo de la humildad, lo que no significa suciedad. Un líder de 100 millones de soviéticos pudo haber vivido en Leningrado, en hermosos palacios, no lo hizo. Comía lo que podía y se dedicaba a velar por gente que nunca tuvo quién la protegiera. ¡Es el colmo que todavía le insulten malsanamente! Entre sus muchas obras escribió: "Los bolcheviques deben capturar el poder", "Marxismo e insurrección", "La crisis nació" y su "Carta a los miembros del Comité Central" que caracterizó a las figuras que después definirían el futuro de la Unión Soviética. Fue muy crítico y nadie lo puede negar. Ahora, derribar sus monumentos es un insulto a la racionalidad. ?l no desaparecerá porque su obra ha quedado escrita para siempre con sangre, la que nunca se podrá borrar. Lo acusan de que mandó matar personas, no entraba en su filosofía de vida, simplemente proponía con radicalidad derribar el poder político injusto, y en caso extremo matar en defensa de la vida que era la de todos. Lo demás son falsedades.
A ?ngels también lo insultan diciendo que nunca escribió nada relevante. ¡Nada más falso! No se dedicó con el ahínco de Marx a la producción teórica pero realizó obras como: "La guerra de los campesinos en Alemania", "Contribución al problema de la vivienda" y "Del socialismo utópico al socialismo científico", productos importantes que se atreven a despreciar con lujo aristocrático. Para que sepan, el Partido Comunista de Alemania llegó a tener el apoyo del 18% de la población en 1933.
Stalin, a pesar de sus atrevimientos totalitarios fue otro diferente, pero no abusivo de los lujos del poder. Simplemente se recreó en la escuela de la Guerra Civil que llevó a 10 millones de víctimas. La Revolución Bolchevique simplemente provocó un muerto. Lo demás pasó por el despropósito de países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Japón y otros que pensaban arrogantemente y creían que podían cambiar un nuevo sistema a balas, pero el costo fue terrible y seres humanos que consideraban cambiar las estructuras sociales se convirtieron en asesinos despiadados porque así se formaron en esa guerra donde la divisa era "matar o morir". Los norteamericanos son muy cínicos a la hora de calificar los hechos históricos, incluyendo reputados académicos de Harvard y otras instituciones académicas de prestigio, pero solamente por la plata que tienen. En realidad son pobres intelectualmente.