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Domingo 10 de enero de 2016

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Revista Dominical

Ángeles ensangrentados

10 ene 2016

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora - (mar_bara@yahoo.es)

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Seguramente Dios, solitario en la luz, se distrajo, por eso, una mujer más murió por las manos que le acariciaban. Son demasiadas las mujeres que fueron aniquiladas por quienes decían que las amaban.

Ángeles ensangrentados juntan los pedazos de sus corazones rotos, después de ser agredidas por sus parejas.

Más allá de la ofuscación del momento, está el hecho de ser buena o mala persona. Las buenas personas, jamás llegan a los golpes para explicar razones. Sencillamente, porque son buenas personas.

Las acciones violentas, en contra de la pareja, responden al perfil enfermo del hombre desestructurado, que es incapaz de relacionarse con ternura y racionalidad. Al tiempo que, esas reacciones viles, reflejan la historia de su infancia: padre violento, madre sumisa. Es la rueda de la vida. Es la repetición de su infancia destruida. Lamento mucho por estos hombres, por la niñez devastada que tuvieron, pero, no se debe tolerarlos en ninguna circunstancia; bajo riesgo eminente de perder la vida.

Un ángel mutilado volvió al cielo?

Los golpes contra la pareja, son lecciones aprendidas en la niñez y repetidas, premeditadamente, en la vida adulta. El hombre que golpea sabe lo que está haciendo en contra de su pareja; y lo hace por opción, en pleno uso de su libre albedrío. Son hombres abusivos; manipuladores; calculistas?

La ofuscación y el alcohol, son excusas baratas para no asumir la responsabilidad de los actos horrendos que fue capaz de cometer. A fin de cuentas, ningún hombre quiere admitir frente a los demás, que es un tarado. Pero, los episodios degradantes que comete y su crueldad, simbolizada a través de sus actos, dejan al desnudo su personalidad enferma.

Un ángel masacrado no entiende que es lo que le pasó.

Todas las mujeres víctimas de violencia piensan que son amadas y que aman al agresor; buscan excusas para seguir con el relacionamiento; imaginan que no pueden vivir otra experiencia amorosa; además, creen que no ocurrirá otra agresión, sin percatarse que cada vez las agresiones son más severas. Ellas no ponderan el riesgo que su vida está corriendo, en manos de un enfermo. ¿Quién es capaz de soportar un amor tan enorme? Entonces, los esfuerzos de los grupos contra violencia, se estrellan contra una pared.

Las mujeres necesitan tener los ojos muy abiertos para no caer más en trampas de amores que matan. Es necesario tener mucha claridad de raciocinio para entender que las personas no cambian, a menos que se sometan a un tratamiento psicológico bastante largo. Sumado a que las mujeres víctimas de violencia, deben comprender que ellas también necesitan tratamiento psicológico para trabajar su auto estima deteriorada, que las hace pensar que no pueden reestructurar su vida sin la presencia del agresor.

Muchas mujeres sufren por la falta de cuestionamiento, por estar demasiado envueltas en una realidad tan absurda como es la del maltrato hacia la mujer.

Un ángel lava su propia sangre con lágrimas.

Es de lo más triste ver los noticieros nacionales. Todos los días hablan de crímenes en contra de las mujeres y niñas, algunas veces también sobre niños, corroborando que coexistimos con monstruos, capaces de aniquilar a otros seres humanos, para aliviar su fastidio personal o por un placer oscuro que desconocemos. Ideas aterradoras me pasan por la cabeza?

Un ángel busca los pedazos de su corazón roto.

Todos los casos de feminicidio son lamentables: y hay millares parecidos. La sociedad en su conjunto, no avanza espiritualmente. Las personas no tienen educación, motivo por el cual aceptan la violencia en contra de la mujer como algo corriente, sin imaginarse que las pequeñas agresiones de cada día, se transVforman en grandes asesinatos.

Soy intransigente, me irrita la incuria del sistema. Y eso no basta. Lo que pasa es que los operadores de justicia son lerdos; muchas veces indolentes; tal vez, dejan permear ciertos dogmas machistas encubiertos por discursos convincentes, no lo sé; n o estoy segura. Lo cierto es que la injusticia campea en el grueso de los casos de violencia femenina denunciados.

Tener que recordar, una y otra vez, que la sociedad en su conjunto, acepta con normalidad las acciones violentas en contra de las mujeres, es cuando menos fastidioso; porque a mí me causa conmoción saber que estamos envueltos en efluvios del más grotesco primitivismo humano, en pleno siglo veintiuno.

Seguramente Dios, solitario en la luz, se distrajo, por eso, más una mujer murió por las manos que le acariciaban: otro ángel ensangrentado volvió al cielo?

Para tus amigos: