El matutino LA PATRIA informó que nuestra ciudad tendrá la autopista más grande de Bolivia, según anunció el Alcalde Municipal como regalo para la efemérides departamental.
Con todo respeto, señor alcalde, los orureños ya estamos escaldados de escuchar y leer el inicio de obras con motivo del 10 de Febrero o cuando estamos cerca al Carnaval, porque, pasado un tiempo, son trabajos que después de comenzados, nunca se terminan.
Si hacemos una relación de todo lo que nos ofrecen, en los hechos, nada se cumple o se deja a medias. Por ejemplo es el caso de la no conclusión de la carretera asfaltada a Pisiga, quedar truncado el proyecto de la instalación de una fábrica de cemento en Sevaruyo, tener desmantelado y sin servicio el Aeropuerto Internacional "Juan Mendoza", mantener en el olvido distraccionista el manejo que se dio a una cantidad de dinero destinado a la Cuenca Poopó, dejar que varias de nuestras industrias languidezcan al extremo de desaparecer, no dar un apoyo efectivo a la minería nacionalizada y a la pequeña, conociendo que esta región del país guarda entre sus entrañas apreciables filones mineralógicos de alta ley.
Para mal de nuestros pesares, todavía sentimos el dolor causado al proceso de desarrollo regional, cuando el Gobierno nacional, prefirió dar prioridad al asfaltado de la carretera La Paz - Patacamaya - Tambo Quemado y no dar lugar al camino Oruro - Turco - Tambo Quemado como parte integradora del circuito para llegar al océano Pacífico.
Lamentablemente, como ocurre en la actualidad con avasallamientos a nuestro territorio por habitantes de la provincia Inquisivi de La Paz, muchas de las poblaciones rurales orureñas, de a poco, administrativamente ya son jurisdicción paceña, como ya se denunció en la anterior gestión del gobierno autónomo departamental con documentación en la mano.
Ahí no queda la cosa, porque también se quiere destruir lo grandioso de nuestro carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, cuando se evidencia que autoridades gubernamentales generalizan su apreciación al señalar que aquí en nuestro país se realiza el carnaval boliviano, haciendo énfasis en lo que ocurre en Santa Cruz, soslayando referirse a lo que representa el antruejo vernacular de la Capital Folklórica de Bolivia para venerar a la Virgen del Socavón.
Volviendo a lo citadino, también causa sentimiento de tristeza un nuevo golpe que se da a la ciudad al no consolidarse la construcción de un centro de abasto moderno, algo que es necesario para erradicar el mercado persa existente en la actualidad.
Al respecto, revisando ediciones de años pasados del Subdecano de la Prensa Nacional, se establece que en la gestión de don Pedro Rubín de Celis, se encaminó el proyecto de construcción del nuevo mercado, colocándose, inclusive, la piedra fundamental.
Pasan muchos años de aquella decisión y vemos cómo el capricho de un dirigente gremial, hoy parlamentario oficialista, logra darnos un nuevo revés, lo cual demuestra que el actual Gobierno central o nacional está siempre dispuesto a contrariar al deseo, propósito e intención de que Oruro experimente un progreso, un avance o una mejora para vivir bien.
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