Lágrimas que hablan del valor de una mujer

Hace un tiempo hablábamos de una sociedad marcada por la herencia patriarcal, donde los roles de la mujer eran muy de hogar, de servicio al hombre y a los hijos, pero de un tiempo a esta parte esta percepción evolucionó, lamentablemente sin mostrar mejoras para la imagen de la mujer, puesto que hoy en día la mujer es considerada un objeto adorno, esclava de una imagen sexual perfecta cuyo papel es mantener a la familia y "tener contento a su hombre", aunque ello signifique negarse a sí misma solo para que su descendencia sea "feliz"; para algunos hombres resulta poco más que imposible entender que la mujer es un ser humano y que como tal, tiene dignidad y merece respeto, claro que ellos se preguntarán ¿respeto? ¿Por qué?; si soy yo el que mando en mi hogar�? Déjenme compartir con ustedes mis fanáticos amigos, una historia que muy recurrentemente se repite en nuestro diario peregrinaje en esta efímera vida.

"Estuvimos casados casi 40 años y hoy me deja llorando su ausencia"�? me dijo un hombre con los ojos llenos de lágrimas; su esposa había muerto después de haber padecido una enfermedad por casi seis meses.

"No sé qué voy hacer ahora sin ella"; complementó con una incierta mirada a su futuro.

"¡No me dejes, quiero irme contigooo...!" fue el acongojado grito de un esposo que nunca más volverá a ver ni oír a su compañera.

Este fue el desgarrador cuadro funerario de cuyo desenlace fui silencioso testigo, cuando asistí al entierro de una señora, que en vida fue esposa, madre, amiga y vecina.

Ante semejante expresión de dolor, me nació una pregunta: ¿Cómo es posible llorar tanto por una persona que al principio era una desconocida, ajena a todo lo que ese hombre vivía?

Traté de explicarlo con la ayuda de las matemáticas siguiendo el siguiente razonamiento: esta pareja inició su matrimonio hace 39 años, el esposo tenía en aquella época 34 años y la señora 32 años, tomando este parámetro comparativo, a la fecha podemos decir que: vivieron con sus familias (papá, mamá, y hermanos) un promedio de 33 años, en cambio vivieron como pareja 39 años. ¿Verdad que hay mucha diferencia? Pero, si seguimos este razonamiento, concluiremos que la unión de esta pareja estaba consagrada por una mera costumbre, sin tomar en cuenta los sentimientos�? y definitivamente no es así.

Su acongojado llanto, su expresiva desesperación, la pena y angustia que a raudales desbordaban su mirada y su rostro, definitivamente expresaban sentimientos, que forjaron lazos de unión con su pareja, tan fuertes que este quiebre provocado por la muerte de ella, desembocaron en expresiones de tan inmenso dolor.

Es necesario entender que algunos hombres no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, por ello existen personas que destinan su existencia a purgar su arrepentimiento, y en ese afán se causa daño a las personas que viven con él. Podemos evitarnos mucho dolor y sentimientos de culpabilidad si valoramos, respetamos y amamos a la mujer que por cosas de la vida hoy es nuestra compañera.

Por ello, las nuevas generaciones que, por inercia natural del proceso de la vida, tarde o temprano formarán una familia uniéndose a una pareja, deben entender que, la clave para formar familias estables, no está en encontrar a la pareja perfecta o la persona ideal; ni en acumular riquezas y propiedades materiales. La verdadera clave está en aceptar a nuestra pareja tal cual es, con sus defectos y virtudes y luego afrontar los problemas juntos, teniendo en cuenta el sentimiento que nos une a él o ella, que generalmente es el amor, ella debe inspirar todas nuestras decisiones y las palabras que diremos, sin importar nuestros estados de ánimo, dejando de lado cualquier actitud egoísta e individualista.

Estoy convencido que acabar con la violencia extrema al interior de las familias y crear una cultura más digna y solidaria, no pasa solo por educar a los niños o niñas en las escuelas, sino por educar y de manera urgente a hombres y mujeres, enamorados en universidades (enamoramiento sano), a jóvenes esposos novios y novias en las iglesias (compromiso y amor) y a padres y madres de familia en escuelas e instituciones de trabajo (realización personal) por ello es deber de las autoridades de educación buscar, plantear y desarrollar políticas que garanticen el cambio de actitudes de las personas responsables de una familia. Pero no podemos dejar de lado el rol de los medios de comunicación y su importante aporte que pueden brindar en la educación para erradicar la violencia a la mujer dejando de mostrarla como objeto, porque les aseguro que el hombre de los ojos hinchados de tanto llorar al pie de la tumba de su esposa, no piensa en ella como un objeto, sino como una persona parte de su propio ser.

(*) Pedagogo