Del estado centralista - hoy denominado plurinacional - al estado autonómico
13 abr 2010
Por: Eduardo Campos Velasco
No se han sido necesarios más que cuatro meses para que la disyuntiva, centralismo/autonomía, en la que se debate la sociedad boliviana a partir de la nueva constitución del estado, comience a inclinarse por la segunda opción. Los resultados del pasado 4 de abril, son sin duda, la muestra de esa tendencia que expresa la preferencia de los bolivianos por la pluralidad y no el autoritarismo concentrador del poder. Claramente la ciudadanía no quiere autoridades regionales/locales manejadas “a control remoto” desde la plaza Murillo. Le han dicho no a los autonomistas de “dientes para fuera” y han podido reconocer entre los que pueden impulsar el desarrollo de sus jurisdicciones y los que simplemente están empeñados en apoyar una mayor concentración del poder.
Se trata en términos generales, de la primera confrontación entre dos visiones contrarias. Por una parte, aquella pretensión de refundar Bolivia, bajo la consigna de la descolonización, que aspira arrastrar a la sociedad boliviana al socialismo, concentrando cada vez mas el poder en un pequeño círculo de burócratas fundamentalistas, que tiene en el unipartidismo su instrumento de control, persecución y sometimiento político. Por otra, la visión plural, democrática y autonomista, que desde los ámbitos local/regional, aspira superar la sobre-ideologización de la vida cotidiana y se plantea el reto histórico de resolver los problemas no resueltos que nos sumen en el sub desarrollo.
Es sin duda, el comienzo de un proceso que pondrá a prueba los dos caminos que fueron introducidos en la nueva constitución política del estado, para reencauzar la organización estatal. Estado centralista, denominado ahora plurinacional, constituido sobre base étnica que tiene como principal propósito hacer de Bolivia una sociedad socialista, recurriendo para ello a la venganza histórica (la descolonización), versus estado autonómico, territorial y democrático, que se funda en la pluralidad, la diversidad, el respeto a los derechos individuales y colectivos y, aspira a construir una nueva Bolivia desde las regiones. Sin no se reconoce con claridad ésta contradicción que se ha instalado en la sociedad boliviana, resultará difícil entender el accionar de los actores políticos. Preguntémonos por ejemplo, ¿Cuán autonomistas pueden ser aquellos candidatos que fueron escogidos y designados por el propio presidente de la república que a la vez es principal líder de su partido?, ¿de qué autonomía se puede hablar, si las decisiones locales y regionales no fueron tomadas en cuenta para esas designaciones?, ¿qué decisión autónoma, puede ser esa que acata la instrucción de cómo votar, emitida desde el palacio del gobierno central?
Resulta paradójico y a la vez, desenmascara la intención anti autonomista que esconden. Las amenazas de persecución juridicial (política) a los opositores; el despilfarro de recursos públicos en la propaganda electoral de los candidatos oficialistas; la “orden” de votar en línea, bajo pena de sanciones; la incompetencia de gran parte de sus candidatos y su falta de ideas y propuestas concretas para resolver los problemas; la intención de sorprender al electorado, con la incorporación en sus listas de candidatos “invitados” provenientes de la farándula y actividades tan extrañas a la gestión pública; los ataques a la iglesia católica, principalmente al cardenal Julio Terrazas; los insultos, la soberbia, la prepotencia, todo eso tenía que advertir la ciudadanía. Esas son -entre otras- algunas de las claras señales que el partido de gobierno ha dado de su poca voluntad autonomista y las causas para que los resultados de la elección del domingo 4 de abril, establezcan la pérdida de entre 700 mil a un millón de votos al Movimiento Al Socialismo.
Lo dijimos hace tiempo, el estado plurinacional: estatista, endógeno, comunitario y unipartidista, entrará en contradicción con el estado autonómico, que tiene en la participación, la pluralidad y la alternancia en el poder sus principales atributos. Ambos (estado plurinacional y estado autonómico), son contradictorios e inevitablemente entrarán en colisión; él uno, apunta a la concentración del poder, a la construcción del socialismo, pretendiendo hacer de nuestro país, una sucursal de Venezuela y Cuba; él otro, a la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, a la construcción de una sociedad democrática, con equidad y desarrollo.
Que feliz coincidencia que este renacer del espíritu democrático de los bolivianos, se haya producido el domingo de gloria, de resurrección. La señal es clara, los bolivianos con su voto han decidido transitar del estado centralista, hoy denominado plurinacional, al estado autonómico que se constituye en la esperanza para resolver nuestros problemas como sociedad.
(*) Director de A.C. Cramer
educamposv@hotmail.com
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