Al parecer, la cultura del consumo se ha instaurado en nuestra condición humana, la cultura urbana de la publicidad, mediática o callejera, está a la vanguardia en la creación de mitos festivos casi absurdos, que lo único que hacen es acelerar con ansia y avidez la compra y venta de productos "necesarios" y "útiles" para las celebraciones, y la mayorÃa de la gente cae en el comercio condicionado e irracional, y hasta es vÃctima de los piratas que adulteran indiscriminadamente y sin ningún escrúpulo los productos de demanda de temporada.
El primer mito festivo está presente en el plato principal que se sirve en esta oportunidad: el cerdo, que conlleva la creencia que comiendo su carne con profusión, su simbologÃa animal, de ser gordo y lleno de grasa, pasa misteriosamente a las personas, para gozar de mayor exuberancia de enseres cotidianos, abundancia en dinero y bonanza total.
El comer las doce uvas (negras o blancas, no importa) prometiendo con cada una de ellas un "logro mensual" en el año que viene, y mejor si los deseos son materiales: autos, casas, departamentos, muebles, depósitos bancarios, negocios, tÃtulos universitarios; entonces, de enero a diciembre, se cultiva el gran racimo de promesas por cumplir.
Justo a las doce de la noche, cuando suenan las campanas del reloj, o estallan los petardos y los cohetes de fuegos artificiales en el cielo, las personas suben escaleras o se suben a sillas, sillones y hasta a la mesa, con la creencia de que con este signo habrá prosperidad y "subirán" en todo sentido sus aspiraciones. Y no es extraño ver a gente correr por las calles con las maletas llenas o vacÃas, para que se cumplan sus planes de viajar a destinos excepcionales y lejanos para vacacionar o trabajar.
Y siempre hay un tÃpico creyente de la fortuna que dice que agarrando dinero a la media noche, su vida será próspera a partir del nuevo minuto de la madrugada. Es cierto, mientras se canta, a viva voz y en coros estridentes, la cuenta regresiva de los segundos que faltan para la hora cero, hay gente en todas partes del mundo que cuenta su dinero, en moneda nacional y mucho mejor si es de divisa extranjera: dólares, euros, yenes, etc., y pide al "espÃritu del año nuevo" que su capital lucrativo se multiplique, gane intereses y goce de inversiones sin riesgos, o, al menos, no le falte nunca.
La fiesta del Año Nuevo es sólo la celebración del advenimiento anual del renovado calendario occidental, con la fecha inicial del uno de enero, que confirma al nuevo lustro como actual y declara al anterior sin vigencia. Este almanaque fue instaurado por el Papa Gregorio XIII en 1582 y desde entonces se lo utiliza en la mayorÃa de las naciones del planeta para registrar el tiempo de su historia.
Lo cierto es que, con excesos o sin ellos, con anhelos de bienes materiales, buenos augurios o nada, los festejos deberÃan conservar la sobriedad, la conciencia y la responsabilidad que es siempre necesaria y primordial entre la noche vieja y el año nuevo de la humanidad.
(*) Comunicador y educador
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.