Miercoles 23 de diciembre de 2015
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Elecciones en España en muy preocupante contexto. La industria mengua, la economía no arranca, los salarios bajan, el paro continúa muy elevado, se enquista una precariedad laboral estructural, se reducen las ayudas a la mayoría de desempleados? Con tal panorama, en el que los nuevos empleos alardeados son temporales, precarios y miserables, y con un escenario en el que un 15% de trabajadores no dejan de ser pobres aún con empleo, el Partido Popular (PP) aparece todavía en los sondeos como el más votado. Pero pierde electores y tendría sesenta y tantos escaños menos.
Esa situación más el desprestigio del bipartidismo provocan que las llamadas élites se hayan apresurado a organizar el relevo del PP. O su refuerzo. Ciudadanos. Partido joven, maquillado para parecer nuevo, con aires modernitos, laico y ni de izquierdas ni de derechas. Según ellos. Ciudadanos se cuece tras el susto de la derecha económica por el resultado de las elecciones europeas y la posterior subida de intención de voto a Podemos. Precisamente cuando, además, en el Reino de España se habla sin disimulo de nuevo proceso constituyente, acabar con el bipartidismo? Y a las élites no les llega la camisa al cuerpo.
El pistoletazo de salida de la reacción lo dio Josep Oliu, presidente del Banco de Sabadell. En una charla en Madrid hace año y pico dijo claramente que necesitaban un Podemos de derechas. Y nació Ciudadanos. Limpio y, por ahora, sin la corrupción que encharca al PP al por mayor.
Lo contó muy bien Agustín Moreno: "La operación salió redonda y desde el españolista partido catalán Ciutadans de Albert Rivera se construyó a toda prisa una franquicia para todo el Estado. Con dirigentes y candidatos de aluvión, sin apenas militantes ni afiliados, pero con una generosa financiación y el apoyo de grandes grupos de comunicación".
Y empezó la transfiguración de la derecha. El viejo truco que describe Lampedusa en la novela El Gatopardo. Que parezca que las cosas cambian para que todo continúe igual. Vicenç Navarro, más directo y poco amigo de sutilezas, escribió que "Ciudadanos es un proyecto de la gran patronal y grandes empresas del IBEX-35 para frenar a Podemos".
Desde su presentación en sociedad, Ciudadanos juega al despiste sobre su ubicación en el abanico político. Pero se le vieron las vergüenzas al dimitir la candidata octava de la lista de Ciudadanos en las elecciones municipales de la catalana Mataró. Se fue la muchacha tras leer el programa electoral del hasta entonces su partido por ser "contrario" a la izquierda moderada que ella creía ser ideología de Ciudadanos.