Domingo 20 de diciembre de 2015
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UNA NOCHE LEJANA
Una noche, ya bastante lejana, paseaba por las orillas del mar en una playa del PacÃfico. Me agradaba la soledad sin pensamientos, en la que me habÃa abstraÃdo fatigado de varios dÃas difÃciles. Sentà como una sombra que se me acercaba cautelosamente. Y tuve la agradable sorpresa de encontrarme con un condiscÃpulo a quien no veÃa desde la infancia. La mesa de un café nos acogió en la noche de estÃo. Y tuve, entonces, la agradable sorpresa de contemplar a mi viejo amigo. Rebosante de salud, muy elegante, siempre tan fino; con esa delicadeza que fue verdaderamente manÃa en él desde aquellos años de adolescencia en que no podÃa disimular su agrado cuando le llamábamos BrummelÂ?
Se habÃa encendido en mà la lámpara de las primeras inquietudes literarias, de ahà que me causara verdadera alegrÃa el saber que se habÃa impuesto en la prensa de aquel paÃs amigo. Ganaba bastante, se le leÃa mucho. Pero yo no sé qué motivo especial para hacerse pasar por uruguayo. Confesó con pena verse obligado a esto para poder seguir adelante en el paÃs al que se habÃa exilado voluntariamente. De esto pasan ocho años. Nunca habÃa vuelto a hablar de él. Y me acontece algo extraño: Anoche, revolviendo los viejos papeles me encuentro fragmentos de una autobiografÃa, de estilo marcadamente pitigrillesco, cuya copia me obsequió. Y esta mañana un amigo que estaba de paso me anuncia su muerte ocurrida trágicamente en un rincón del Sur de Chile. Quién sabe quiso mi amigo, cuya identidad tengo jurado no revelar, despedÃrseme poniendo bajo mis ojos estos fragmentos que copio a continuación:
"Nacà en una ciudad del Altiplano en un dÃa de un año que ya no recuerdo porque entonces estaba muy pequeño" comienza. Y luego al azar encuentro los retazos que quedan de aquellos: "No creo ya en el amor. Si la tentación del ParaÃso se hubiera producido en nuestros dÃas, Adán habrÃa contestado a las iniciativas de Eva: hoy no tengo ganas de manzanaÂ? Y la tragedia bÃblica no se habrÃa consumado. Es posible también que Adán, fastidiado de los cantos de sirena de su costilla, le hubiera propuesto frÃamente: "Doblemos la hoja"Â? "Soy un nuevo MatÃas Pascal, más triste que el de Pirandello. Y es que además de haber muerto en mi Patria aún no he nacido en esta"
En el último fragmento de su autobiografÃa se lee una burla sutilÃsima del miedo a la muerte. Y en una nota puesta al vuelo, sobre la mesa del café en que nos encontramos aquel lejano dÃa de estÃo aparece: "En un dÃa cualquiera del año 1936 releerás estas cosas y no tendrás más remedio que reconocer que la muerte no se lleva a quien recibe sonriendoÂ?"
Frase incomprensible, paradoja o sutileza que me hace pensar hoy obstinadamente en este hombre que vivió riéndose de la vida y para quien será este, estoy seguro, el único recuerdo póstumo.