Lunes 21 de diciembre de 2015
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Editorial y opiniones
¿A quién adora usted por Navidad a Baal o a Jesús?
21 dic 2015
Maximiliano Corradi
Qué duda cabe que las celebraciones navideñas y todo lo que rodea a la Navidad es en su mayorÃa de origen pagano, sin embargo, en la actualidad han alcanzado una cota exagerada de desenfreno: demasiado ruido, demasiados adornos, demasiados villancicos infantiles, demasiado alcohol, millones de animales muertos para festejar el nacimiento de aquel que nació entre animales, demasiados arbolitos talados para luego ser arrojados a la basura, demasiado derroche y un largo etcétera. Por supuesto que durante la Navidad podemos encender algunas velas u otro tipo de luces, pues se trata de una oscura época del año, pero no debemos dejarnos engatusar por la magia pagana de las luces de Roma. Pues lo que realmente le importa a la Iglesia vaticana es otra cosa: los dogmas y enseñanzas implacables que por lo general son ocultados a los sencillos creyentes, pero que claramente se pueden leer en los escritos eclesiásticos hasta la fecha de hoy.
En la obra de los autores alemanes Josef Neuner y Heinrich Roos titulada "La fe de la Iglesia en los documentos de la proclamación de la enseñanza", leemos en el artÃculo 85 lo siguiente: "El que no acepte toda la tradición de la Iglesia, tanto la escrita como la no escrita, que sea excluido". Según la enseñanza vinculante de la Iglesia, "excluido" significa que tras la muerte uno va a parar al infierno eterno donde estará expuesto a crueles tormentos por toda la eternidad. Esto significa que la Iglesia envÃa a la condenación eterna a todo aquel que no crea en la enseñanza eclesiástica del nacimiento virginal de Jesús, en la infalibilidad del Papa o en otros dogmas. Pero también a todo aquel que, como acabamos de oÃr, no crea en la "tradición no escrita", de la que sin duda también forman parte las costumbres navideñas, y que no tienen absolutamente nada que ver con Jesús de Nazaret.