En materia de economía, las cifras marcan resultados tal como son, no pueden falsearse con fines de interés sectario, de ahí que el reciente informe emitido en la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (Cepb), refleja el cumplimiento de ese sector en materia de inversión en la gestión presente, la misma que cerró en tres mil millones de dólares.
El hecho significa un paso importante en materia de impulso al sistema productivo nacional que logró una meta, considerada meses atrás como, algo muy difícil de cumplirse, pero no imposible, especialmente si se daban las condiciones propicias para que el empresariado privado, disponga de mayor capital, esperando que la retribución se dé, a partir de seguridad jurídica, normas claras e incentivos que faciliten los planes de incremento productivo.
La gestión que llega a su fin no ha sido de las mejores, una serie de restricciones en función del movimiento de inversiones, sectores en serias dificultades por la baja en los precios internacionales de materias primas que se exportan, la persistente acción depredadora del contrabando, la permisibilidad de importar productos chinos que compiten en precio con la producción nacional, además de mantenerse un factor invariable en la cotización del dólar, permitiendo que los mercados nacionales se llenen con productos de países vecinos, alterando la producción nacional, además de otros elementos, como el doble aguinaldo configuraron realmente un año de pocas utilidades reales.
Pese a los factores señalados, el empresariado boliviano cumplió su meta prevista de inversión nacional como extranjera de 3.000 millones de dólares, contribuyendo de ese modo a la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) del país, algo que meses atrás fue un emplazamiento del nivel gobernante.
De momento se cumplió una meta del empresariado y en función a otro reciente planteamiento del Primer Mandatario, dirigentes del sector señalaron que estudiarán la posibilidad de aumentar su inversión el 2016 a los 4.000 millones de dólares, dependiendo el porvenir de las condiciones en que el país desarrolle sus propios planes de expansión productiva.
El futuro de la economía nacional no es cuestión de competencia de sectores, más bien se trata de afianzar todas las condiciones que hagan factible el cumplimiento de metas, pero no sólo cargando la responsabilidad en un sector, sino encontrando equilibrio en las inversiones generales, tomando en cuenta que las del sector público, también deben crecer tomando en cuenta el movimiento de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y el financiamiento externo, que de algún modo ya está comprometido.
La sugerencia empresarial se ajusta a criterios más prácticos que meramente discursivos, esperándose que en la gestión venidera pueda mejorarse el sistema productivo nacional de empresas privadas y del Estado, para fortalecer ese binomio, que con intereses comunes puede lograr la institucionalidad de la estabilidad económica nacional.
La tarea de mejorar sólidamente la economía boliviana, debe ser tarea conjunta de los sectores responsables de producir en beneficio del país, pero bajo normas de igualdad para todos, es decir con responsabilidades compartidas, con deberes solidarios, con incentivos parejos y cuando sean necesarias con sanciones equitativas, tomando en cuenta que ya es tiempo de ampliar el universo de bolivianos que paguen impuestos correctamente, algo que de momento presiona a los comerciantes legales, mientras los informales evaden impuestos en franca contravención al interés común. Si de promesas se trata, su cumplimiento debe ser solidario.
Fuente: La patria
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