Latinoamérica entre el progreso y el subdesarrollo
12 abr 2010
Por: Jimmy Ortiz Saucedo
Los países Latinoamericanos venimos construyendo país alrededor de dos centurias.
Tuvimos un origen precolombino semejante, fuimos colonizados por las coronas europeas y nos liberamos de ella más o menos en la misma época. Por otro lado tenemos extensiones territoriales, recursos naturales, clases políticas y estrategias de capacitación de nuestros recursos humanos diferentes.
Este conjunto de semejanzas y diferencias, ha dado como resultado una América Latina variopinta, respecto a su grado de progreso.
Si bien en lo macro se puede hablar de una Cultura Latinoamericana, en lo micro ésta se encuentra ya bastante diferenciadas, a estas alturas de la historia.
Existe una Latinoamérica que roza el Primer Mundo, que mira el futuro con mentalidad progresista. Infelizmente existe otra que se encuentra cómoda en el Tercer Mundo. Porfían en un modelo de estado estalinista, que ya mostró sobradamente su fracaso en otras latitudes, esta vez con una careta indigenista.
Estas diferencias se pueden ver claramente en las agendas nacionales que desarrollan. Mientras unos países andan empeñados en perfeccionar su Democracia, otros andan empeñados en destruirla. Mientras unos crean instituciones para hacer respetar los Derecho Humanos, otros los violan impunemente. Unos practican la tolerancia política y otros la judicializan.
Unos países andan empeñados en mejorar la capacitación de sus recursos humanos y su productividad, hacen todos los esfuerzos para mejorar los ratios financieros de sus empresas, desarrollan políticas para aumentar el ingreso per cápita hasta niveles del Primer Mundo, importan y desarrollan tecnologías de punta, fomentan sus exportaciones y dan seguridad jurídica.
Otros países andan reconstruyendo una y otra vez la patria, cambiándola de nombre y de bandera. Cada gobierno que llega cree que el mundo comienza con él. Es un destrucción y reconstrucción que no para nunca. Destruyen la institucionalidad republicana. Hacen nuevas Constituciones que ni ellos mismos respetan, que fomenta un país excluyente y no crea ciudadanía. Pregonan la descolonización, para colonizar con nuevas ataduras racistas. Provocan inseguridad jurídica, prohíben las exportaciones y fomentan el contrabando. Pretenden educar para la revolución, no para la patria. Violan la libertad de expresión. Tienen políticas permisivas de combate a las drogas, pensado erróneamente que ese dinero beneficiara al país.
El resultado de la aplicación de estas políticas es evidente, unos pueblos se regocijan y otros sufren.
Estos países rezagados han tenido la desdicha de carecer de un alma nacional. No tuvieron líderes y filósofos que les muestren el camino y los hagan soñar con un destino común. Porque un país no es solo un territorio y una determinada población. Un país es sobre todo metafísico, está en nuestra mente y en nuestros corazones.
Pero el día llegará en que la Providencia suscite en ellos un liderazgo patriótico con grandeza de espíritu, que los lleve a su ansiado progreso económico y social.
(*) jimiortiz@cotas.com.bo
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