La agonía del lago Poopó se venía venir desde hace años, su desaparición era un hecho, pero con buenas gestiones ambientales se podría controlar, sin embargo tanto las autoridades departamentales como nacionales no le dieron importancia, soslayaron el problema y disminuyeron la misma en pequeños proyectos que no eran suficientes.
La falta de recursos económicos pudo ser un factor, pero en realidad no sabemos si es por falta de los mismos, tal vez por ausencia de técnicos comprometidos o expertos en sistemas hidráulicos quienes tenían que ir monitoreando, desde las primeras alertas de la desaparición de la segunda cuenca más grande de Bolivia.
Fue tanta la dejadez de las autoridades para gestionar los "megaproyectos" que deberían haber aplicado para preservar el lago Poopó, con decir que hasta la fecha solo los orureños lo conocemos, pocos del valle y casi nadie del oriente. En pocas palabras podemos decir poco o nada se promocionó el espació orureño que antes era cubierto con aguas y que con planes de "ecoturismo" podrían financiar su conservación.
Y pensar que hace poco la preocupación era por la contaminación del lago Titicaca, días justo cuando se realiza en el lugar un desfile de moda "Iconoclasta", nos enteramos de que en el lago orureño ya no había ni una sola gota de agua e inmensa biodiversidad perdida y extinta.
Justo recién las autoridades toman las cartas en la mesa, y con un tono de preocupación tratan de solucionar, nuevamente con pequeños proyectos subsanar, recuperar y hasta esperan que las lluvias puedan hacer volver lo que ya está perdido.
Está claro que la ausencia de las precipitaciones pluviales es un factor para la sequía, sin embargo se podría trabajar desde hace muchísimos años en su conservación, pero los proyectos ejecutados no resultaron.
Y como se dice "cuando las papas ya están quemadas" todos van proponiendo a diestra y siniestra las soluciones para el regreso del lago, pero lo que queremos es ver proyectos efectivos para ayudar principalmente a los comunarios afectados por la sequía.
Lo sorprendente es que a tantas propuestas que brindan expertos, investigadores, y las mismas autoridades que quieren "costurar lo que ya está roto" , afectados por la pérdida de tan grande espacio ecológico le damos un hilo y una aguja para que subsanen lo que antes no pudieron hacer.
Es cierto que no toda la culpa lo tienen ellos, existen muchos factores, pero como en reiteradas ocasiones la población pesquera les fueron advirtieron soslayaron el tema, ese fue su defecto y lamentablemente no fue suficiente.
Esperemos que las palabras del gobernador de Oruro "Víctor Hugo Vásquez" se cumplan, que esto solo sea temporal, y que de aquí a unos meses volvamos a tener lago o de una vez que comiencen actuar y darnos resultados.
(*) Comunicadora Social y Ambientóloga
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