Se escurrieron las aguas y desapareció el lago Poopó, el segundo en importancia después del Titicaca y para remarcarlo, aunque parezca una exageración, ésta vez el asunto se presenta con caracteres alarmantes porque realmente en la extensa planicie cubierta por agua dulce y con determina profundidad de respeto, permisible para navegación de las lanchas de pescadores, ahora sólo queda la tierra, cuarteada y salitrosa, el lago desapareció.
Claro que desapareció, pero hay que convenir en que el hecho no se produjo de la noche a la mañana o por arte de magia, tuvo que transcurrir un largo periodo de tiempo para que se llegue al extremo visible de la actualidad y en ese tiempo, según se manifiesta ahora, hubieron reclamos y advertencias sobre la disminución del nivel de aguas en el lago y los pescadores quedaron cesantes tras un tiempo considerado clave para salvar el "espejo lacustre", lo que no sucedió.
Según los habitantes de las comunidades aledañas al milenario Lago Poopó, la tragedia se produce por la fuerte sequía en la zona, efecto del "fenómeno de El Niño" y que este año se presentó anticipadamente sorprendiendo a los pasivos pescadores de la zona, por lo menos unas setenta familias que vivían exclusivamente de la pesca.
Vecinos del lugar recuerdan que entre los años 1980 al 82 vivieron una sequía pero no tan fuerte como la de ahora entonces, recuerdan, algo de agua quedaba en el lago ahora está completamente seco, lamentan los damnificados.
El hecho que tiene ciertas características naturales, caso de la dura sequía, también tiene otros componentes que lamentablemente involucran a muchas personas, entre las autoridades comunitarias y los vecinos, las del departamento y de algunas organizaciones que trabajan supuestamente en el cuidado de cierto tipo de recursos naturales, como el lago en este caso y que de manera colectiva no extremaron recursos, no influyeron activa y oportunamente para buscar alguna solución al paulatino vaciado natural del lago Poopó.
Está claro que si hubo reclamos, fueron poco convincentes para encontrar una respuesta práctica de las autoridades, no se trabajó como debió suceder en el dragado del río Desaguadero, una de las puertas para alimentar con sus aguas al lago Poopó. Se menciona otra compuerta que permitía la provisión de agua desde sector peruano, proveniente del Titicaca, que tampoco fue revisado porque actualmente ninguno de esos accesos estarían habilitados, pues simplemente no llegan las aguas al lago que se secó por la fuerte sequía, pero también por falta de "mantenimiento técnico apropiado", para sostener un determinado caudal tratándose de un lago que fue declarado el 2012 como sitio Ramsar, es decir un humedal de vida permanente, reconocido internacionalmente, un espejo natural para el hábitat de variada fauna, entre aves y peces, la flora con grandes pastizales para miles de camélidos.
Pero con la realidad en el terreno, como dicen los comunaríos, pescadores la mayoría, "ya no corresponde llorar" lo que hace falta es definir con profesionales del ramo la elaboración de plan de contingencia que permita, así sea lentamente, la recarga de aguas hacia el lago Poopó que no debe desaparecer. La otra esperanza es que las lluvias lleguen y cumplan su parte al aumentar el caudal de agua de manera natural, cuidando que canales y compuertas de circulación del elemento líquido estén en condiciones de dirigir su curso hacia el lago orureño. Mientras tanto algunos irresponsables que incumplieron su misión deberían ser sancionados.
Fuente: La Patria
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